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Aguardaba ansiosa, con un constante tic en una de sus piernas y apretando sus manos entre sí, agradecía que Benzo no estaba en su tienda. Ella ahora solo esperaba a la Sheriff envuelta en una oscuridad inquietante, hasta que escuchó un forcejeo en la manija de la puerta, levantó sus ojos celestes en cuanto escuchó a alguien entrar y se sorprendió al ver al dueño junto a su padre.

-¡Vi!- exclamó Vander aliviado de encontrarla antes que Grayson lo hiciera.

-¿Qué están haciendo aquí?- reclamó la adolescente, mientras él se le acercaba y tomaba con ambas manos sus mejillas.

-Estoy orgulloso de ti, siempre lo he estado.- le confesó con toda sinceridad, mientras ella abría sus ojos mirándolo fijamente- Tienes un gran corazón, nunca lo pierdas, no importa cuántas veces el mundo trate de quebrarlo. Protege a la familia.- añadió y, sin darle tiempo de responder, le dió media vuelta y la metió en el sótano de la tienda para después encerrarla.

-¡Vander, no!- gritó la chica golpeando la puerta con sus puños- ¡Abre la puerta! ¡Esto no es justo!- seguía protestando con ímpetu.

Y de repente, entraron Grayson y Marcus, la mayor le indicó con la cabeza a su oficial para que haga el arresto. Sin embargo, cuando él caminaba hacia el sótano donde se encontraba la pelirrosa, Vander se interpuso en su camino para enojo del Vigilante.

-¿Vas a dejar que haga el arresto o no?- le reclamó disgustado.

-¿Acaso no dejarás que un hombre condenado fume por última vez o sí?- le devolvió Vander, mientras encendía por última vez su pipa y Grayson abrió los ojos con sorpresa.

-No voy a arrestarte, Vander.- negó ella.

-El Consejo necesita un culpable a quien encerrar, ¿no? Pues ya lo tienen.- decretó extendiendo sus manos hacia las esposas.

-Sin ti aquí abajo, todo se desmorona.- dijo preocupada.

-¡Benzo!- escucharon el grito de Vi acompañado de sus golpes hacia la puerta y el aludido giró con pesar su cabeza, mientras cerraba sus ojos con fuerza para poder ignorarla- ¡Abre la maldita puerta!- bramó con desesperación.

-¿Por qué haces esto?- cuestionó la morena, mientras veía cómo Marcus lo esposaba.

-Es lo que hay que hacer.- contestó el Jefe saliendo con dignidad de la tienda.

Los Vigilantes y Benzo salieron detrás de él, pero rápidamente el ambiente comenzó a sentirse tenso, en medio de una siniestra tiniebla los rodeaba. De repente, una silueta se movió a una velocidad sobrehumana que los hizo ponerse en alerta, hasta que aquello volvió a moverse y, con crudeza, atacó a la Sheriff Grayson, quien quedó tendida en el suelo, con la cabeza abierta y rostro manchado de sangre.

-¿Qué está pasando?- cuestionó Vander horrorizado, viendo el cuerpo inerte de la mujer. Pero su corazón se aceleró al observar al culpable aparecer entre la niebla- Oh, no.- lamentó cuando lo reconoció.

-¡Silco!- gruñó Benzo- ¡Regresa por el asqueroso agujero por el que saliste, rata inmunda!- bramó rabioso, mientras daba pasos hacia delante.

-¡No, Benzo, regresa!- le pidió su amigo alarmado, pero fue tarde.

Aquel monstruo que acompañaba a Silco fue más rápido que el vendedor y lo atacó de la misma manera que con Grayson y tuvo el mismo resultado que ella.

-Terco hasta el final.- murmuró Silco por lo bajo.

-¡Noooo!- lamentó Vander la muerte de su amigo en un desgarrador grito y cayendo de rodillas.

Mismo grito que llegó a los oídos de Vi, quien trataba de escuchar todo lo que podía para saber qué estaba pasando, puesto que lo poco que podía ver por una pequeña ventana, ya no lo podía ver, porque esta terminó manchada de la sangre de la Sheriff.

↑ La Sheriff y La Jefa ↓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora