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Cuando el humo causado por las explosiones se disipó, fue cuando Los Firelights comenzaron a salir de sus escondites y hablar entre ellos por necesidad de saber si habían heridos; Ekko observó hacia donde estaban Vi y Caitlyn, pudo ver con preocupación cómo la última se soltaba de la pelirrosa y se dejaba caer al suelo con dolor.

-¡Caitlyn!- exclamó Violet cuando ella cayó de bruces contra el suelo.

Kiramman sólo respondió con un bajo gruñido, reposó su espalda contra el muro que tenía detrás y extendió sus piernas. Luego fijó su azulada mirada en su muslo izquierdo y llevó su mano cerca a la zona por donde estaba escurriendo su sangre. Con cuidado, apartó con sus dedos la tela cortada de su pantalón y descubrió que tenía pedazos de las pequeñas bombas atravesando su piel, unos más profundos que otros.

-Oh, mierda.- musitó ella entre dientes, pues tenía la mandíbula tensa para tratar de aguantar el dolor.

Vi se agachó a su lado y le quitó con delicadeza los mechones de flequillo que tenía tapando su rostro. Sus miradas, azul contra celeste, se chocaron y ambas sintieron otra vez aquel chispazo que no sentían desde hace años.

-¿En qué carajos estabas pensando?- le cuestionó preocupada intercalando ahora su vista entre ella y su herida.

-En ti.- confesó Cait, pero luego se regañó por darse cuenta de lo que dijo.

Sin embargo, ninguna pudo decir nada más, ya que Ekko, Luna y Jay llegaron hasta ellas. El moreno también se arrodilló para examinar la pierna herida de la Vigilante.

-Mierda.- susurró el menor tras unos segundos.

-¿Mierda?- repitió Vi con brusquedad- ¿Eso qué significa? ¿Tan mal está?- exigió saber, mientras también miraba las heridas de la peliazul.

-Hay algunos pedazos que están muy enterrados.- señaló el peliblanco con el ceño fruncido- Si no los sacamos con cuidado, podría sufrir una hemorragia, porque no tenemos los implementos para saber que han llegado a una vena o arteria.- indicó severamente.

-¿Entonces no podemos atenderla aquí?- se atrevió a preguntar Jay, ganándose una gélida mirada por parte de la pelirroja a su lado.

-Bueno, no tenemos pinzas médicas, sólo unas para nuestros aerodeslizadores.- el líder se encogió de hombros.

-Está bien.- intervino Caitlyn y Vi la miró con reproche.

-No, Caitlyn. Esas pinzas no son para esto, serán bruscas e invasivas. Dolerá mucho. Tampoco creo que sean capaces de llegar a los pedazos más profundos.- refutó Vi en total negación, pero la piltoviana mantenía su postura.

-En ese caso, sólo retiren los que puedan alcanzar.- indicó con firmeza- Eso será suficiente para que pueda llegar a Piltóver y, ya en mi casa, mi padre pueda ayudarme con el resto.- dijo determinante y convenciendo a la zaunita, quien sólo ejecutó una mueca.

-Linda, será un largo camino hasta Piltóver.- le recordó el pelinegro, haciéndole notar que sufrirá en todo el camino por el incesante dolor.

-Lo sé, ¿pero qué más opciones me quedan?- cuestionó ella de vuelta- Además, tampoco podemos retrasar nuestro camino por esto. Necesitamos llegar a arriba lo antes posible.- añadió.

-¡Un segundo!- exclamó la ojiverde con total disgusto- ¿Aún la seguiremos?- le cuestionó directamente a Violet.

-Por supuesto que sí.- sentenció de inmediato ella.

-¿Qué no viste lo que acaba de pasar?- volvió a interrogar entre dientes- ¡Eso fue claramente una señal de que esto es peligroso! ¡Nunca debimos seguirla! ¡Nos está guiando a nuestra muerte! ¡A tú muerte!- exclamó colérica y resaltó su última frase.

↑ La Sheriff y La Jefa ↓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora