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Sus destellantes ojos celestes contemplaban con asombro y alivio al moreno frente a ella, Vi pudo sentir cómo se quitaba un peso de encima al saber que el menor de sus hermanos estaba bien y con vida. Asegurándose que ya se encontraba fuera de peligro, se bajó de la camilla metálica en la que la habían puesto y se dispuso a acercarse al peliblanco, pero para su desconcierto, él retrocedió un paso y frunció el ceño.

-¿Trabajas para Silco?- le preguntó Ekko casi en un bramido.

La pelirrosa abrió los ojos sintiéndose indignada, desvió fugazmente su vista hacia Caitlyn, quien estaba a pocos pasos detrás de Ekko y luego volvió a mirarlo con férrea molestia.

-¡Jódete!- le exclamó vehemente.

-¡Yo te creía muerta!- se defendió el muchacho alzando impotente sus brazos a los costados de su cuerpo- ¿Y ahora llegas como si nada, con una piltilla y la paseas por aquí?- cuestionó arrugando las facciones de su rostro por el enojo.

-Hey, sabes que no soy cualquier piltoviana, Ekko.- intervino la peliazul calmadamente, a pesar de lo ofendida que se sintió por su antiguo amigo.

-Y, claramente, no estamos paseando, tenemos un destino como objetivo.- informó Vi cruzándose de brazos frente a él, los zaunitas decidieron ignorar las palabras de Kiramman en ese momento- Además, fue ella quien me trajo de vuelta, si esa es tu queja, reclámale a ella.- espetó encogiéndose de hombros, como si le restara importancia.

El joven gruñó por lo bajo, mientras cerraba sus manos en puños. Claro que no estaba rabioso por su regreso, sino por su abandono; aunque no se lo quería dejar saber ahora.

-¿Qué hay de los otros dos?- volvió a interrogar desviando el tema- ¡Por supuesto que no sé si debo confiar en ustedes!- añadió.

-¡Mierda, soy yo! ¡Vi! ¡Yo te llevaba al basurero y le lavaba cuando te llevabas de grasa!-le gritó la pelirrosa y consiguió que él también se cruzara de brazos, en señal de defensa.

-Eso fue hace mucho tiempo. Uno cambia.- se limitó a responder tenuemente.

-Sí, ya lo veo.- contestó ella con cierto desdén, pero también bajando la voz.

Ambos se sostuvieron la mirada entre sí por buenos segundos, parecían querer retarse, mantenían sus posturas muy rígidas y alertas; la espectadora peliazul creyó que se pondrían a pelear cuando ambos, al mismo tiempo, se acercaron mutuamente con rapidez. Sin embargo, Cait suspiró de alivio al ver que aquello terminó en un fuerte y fraternal abrazo.

-¿Nos muestras el lugar?- le propuso a Ekko cuando se separaron, el moreno le sonrió genuinamente y asintió.

-Síganme. Tienen que ver el corazón de nuestra base.- les dijo emocionado.

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La luz brillante del sol cegó brevemente la vista de Vi y Caitlyn al momento de salir al exterior. A pesar de que la Vigilante había vivido bajo aquel resplandor, llevaba ya varios días caminando por las profundidades de Zaun a las cuales nunca llega la luz del sol. Y, claro, la luchadora sólo había estado bajo el sol las veces que subió a Piltóver para los tratados.

Sin embargo, lo que llamó la atención de ambas chicas fue un enorme árbol que se alzaba en el centro de todo el refugio.

-¿Es un árbol real?- preguntó una incrédula Vi, mientras se acercaban a él.

-Es genial, ¿no? Cuando lo ví, supe que este era el lugar para Los Firelights.- relató Ekko, mientras subían unas escaleras que los llevaron a una plataforma que estaba situada en la mitad del grueso tronco- Y, así como esa semilla, sobrevivimos.- añadió señalándoles desde un balcón la pequeña comunidad que había creado.

↑ La Sheriff y La Jefa ↓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora