Advertencia:
Esta historia contiene escenas de sexo duro y vocabulario fuertes, además de comportamientos abusivos, como violación, agresión, etc...por ello, si eres sensible a estos términos no continues. Sin embargo, quiero decir que no puedes olv...
Babe estaba dispuesto a castigar a Charlie por no haberlo visitado en muchos días y por tenerlo esperando esa noche hasta la madrugada para tener sexo.
El omega nunca había tenido esa necesidad pero desde que el guapo alfa había irrumpido en su vida y le había quitado su virginidad, la inocente coraza de inocencia también se estaba cayendo poco a poco.
Realmente no le iba ha hacer nada malo pero si le quería demostrar que no era un tierno e indefenso omega, al que necesitaba proteger pues era ya mayor de edad y estaba lleno ansioso por experimentar.
Se había estado asesorando con sus dos amigos, quiénes le habían enseñado un par de trucos para enloquecer a los clientes y dejarlos locos de deseo.
Por ello, en esa ocasión estaba aprovechando e iba a tomar la iniciativa y aunque le preocupaba que el alfa se negara, pesaba más en su ansia de volver a sentirlo dentro.
Tras llenarlo de besos en el rostro, el cuello y el pecho, Babe fue un paso más, así que suavemente levantó la camiseta a la altura del vientre y continuó dejando suaves besos y seductores roces con los labios y la lengua, los cuales hicieron que este soltase un ahogado gruñido.
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-N-No... no de-deberías hacer esto
El omega lo miró lasciva, obviando sus palabras, entonces tiró de la camiseta hasta la altura de su cuello, haciendo que finalmente Charlie se incorporara un poco y sacarla por la cabeza.
-Eres tan sexy, mmm, me encantas-Le susurró el omega al oído.
-Tu si que lo e-eres, Babe...oh jo-joder...
El omega sonrió ante el nervioso balbuceó del mayor y a continuación le dio un tierno beso en la frente y otro en la nariz.
-Voy a tener que amordazarte. No eres un buen rehén
El alfa negó con asombro pero nada pudo hacer pues Babe estiró su brazo y tras abrir el cajón de la mesita, cogió dos negros pañuelos de seda, los cuales uno se lo puso en la boca, atándolo por detrás de la cabeza y con el otro le ató las manos.
-Quédate quietecito
El joven empresario muy sorprendido por esa nueva faceta del omega, asintió con la cabeza.
-Así me gusta... bien, entonces sigamos
Babe le besó tiernamente en los pezones, por lo que el mayor sintió un espasmo en su columna que lo hizo estremecerse, así que este volvió a rozarlos esta vez con la lengua.
Charlie gruñó mientras con los ojos muy abiertos, vio como el omega se deslizaba sobre su cuerpo como un sigiloso felino acechando a una presa y se detuvo en la cintura del pantalón.
Mordiéndose nuevamente el labio inferior, este desabrochó el botón y bajó la cremallera y a continuación de un tirón se los sacó.
Este quiso igualar condiciones, así que caminó hasta la cómoda y puso una suave y linda música en la cadena musical.
