En una ciudad donde las apariencias lo son todo, un grupo de amigos se encuentra en la encrucijada de la lealtad y la pasión. Entre risas compartidas y confidencias susurradas, se ocultan verdades que nunca deberían salir a la luz. JungKook, un miem...
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EunYoung miró frente a ella el cómo él y ella se daban cortos besos de vez en cuando mientras hablaban entre risas, estaban en otra mesa luego de que JiHyo se acercara y se sentara, por lo que obviamente empezaron a discutir ella y JungKook. Lo agradecía en realidad, pues últimamente no le agradaba mucho el tener a la pareja besándose frente a ella... aunque aún en otra mesa podía verlos con claridad.
Si EunYoung le contara a alguien lo que sucedía, no le creerían. Y el cómo comenzó, menos todavía.
Para empezar, ninguno de los dos planeó nada, una noche sólo pasó en la ebriedad de ambos y al día siguientes estaban totalmente arrepentidos que quisieron olvidarlo sin contarle a nadie... sin embargo los días pasaron y era inevitable no recordarlo cuando se miraban.
Los azotaba la vergüenza... hasta aquella vez...
Un día, más específicamente en el cumpleaños de HaEun, todos se fueron de fiesta a una discoteca, y cabe mencionar que sólo HoSeok quedó sobrio; y sólo porque conducía. Ese día dejaron primero a HaEun y luego se despidió YooJin.
Debió pedir ser llevada antes, no debió decidir acompañar a Hobi para que no estuviera solo.
Como Hobi era vecino de una cuadra de la casa de la chica, ella decidió acompañarlo... pero cuando JungKook decidió bajarse en un bar cercano a la casa del chico, este no vio problema con que se quedara en su casa.
Error.
Ese día le lanzó piedras pequeñas a su ventana para que cuando ella se levantara este entrara a su habitación, aún a sabiendas de cómo era su padre.
Con el alcohol en sus venas intentaron hablar de lo que pasó, de lo arrepentidos que estaban, pero JungKook mencionó algo importante y terrible: le había gustado.
Recordó haber suspirado, soltando ese respiro nervioso y preocupado por lo que le estaba diciendo, porque ella sabía que le pasaba lo mismo, y no era justo... no era justo.
Intentando convencerlo de que se fuera él no lo hizo; en cambio, la tomó de la cintura y la tiró contra la cama para acercarse y besarla de forma apasionada... a ella le gustaba, pero debía rechazarlo; sin embargo, no pudo. Cedió abrazándolo del cuello y entregándose a él nuevamente.
— Estás bien ¿No, Eun? — preguntó bajito HoSeok, ella volteó a verlo algo sorprendida, pues se había quedado nuevamente en sus pensamientos.
— Sí, ah... estoy bien, Hobi. — asintió sonriendo para ver en el rostro de él una igual.
— Ah~ ya tengo que irme. — suspiró HaEun mientras se levantaba, no tenía ganas de hacer nada según había contado. Y aún así se veía hermosa con ese flequillo en su cabello negro y largo.
