En una ciudad donde las apariencias lo son todo, un grupo de amigos se encuentra en la encrucijada de la lealtad y la pasión. Entre risas compartidas y confidencias susurradas, se ocultan verdades que nunca deberían salir a la luz. JungKook, un miem...
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Le daba miedo acostumbrarse demasiado a eso. Eso pensaba EunYoung mientras miraba a JungKook dormir plácidamente, ella estaba apoyada de su brazo mientras lo veía concentrada en cada detalle de la suavidad de su piel; sonriendo con la pequeña cicatriz de su pómulo que le encantaba desde que tenía trece. Para ella era perfecta.
Levantó la mano suavemente para acariciarle con su dedo el rostro y sonrió en cuanto lo vio entreabrir los párpados. Él sonrió levemente en cuanto la vio y elevó su mano para colocarle el cabello detrás de la oreja.
— No creí que despertar así en las mañanas sería tan bonito. — mencionó haciéndola sonrojar y luego ambos rieron suavemente.— ¿llevas mucho rato despierta? — preguntó viéndola cambiar la sonrisa a una más suave.
— Unos minutos solamente. — susurró en respuesta, él siguió acariciándole el cabello y sonrió ampliamente. EunYoung con determinación se acercó y le dio un beso corto que él recibió gustoso.
La acomodó sobre su regazo para hacerla reír, puesto que ambos estaban desnudos en esa cama mientras se cubrían con la manta. EunYoung quedó sentada sobre su regazo y JungKook bajó la mirada sintiéndose excitado por la imagen de sus intimidades rozando sin ninguna prenda, relamió sus labios y la volvió a mirar para notarla igual de excitada que él. Como unos niños traviesos se sonrieron de forma maliciosa y ella se empezó a mover con suavidad sin dejar de mirar sus orbes al apoyarse de su pecho fuerte.
— Me estás provocando a hacer cosas malas. — susurró con su voz ronca mientras le apretaba la cintura y luego llevaba las manos a esos senos hermosos que tanto le gustaba apretar y masajear.
— Lo has hecho siempre... — alargó relamiendo después sus labios. Él sonrió de lado por el comentario y bajó las manos a esas caderas que permanecían moviéndose al compás de un ritmo constante y tortuoso.
— No me provoques. — le advirtió mientras apretaba con algo de fuerza sus caderas, por lo que ella gimió bajito.— las personas levantándose para trabajar y tu aquí gimiendo sobre mi regazo... eres una sucia. — rio un poco.
Ella imitó la risa y se inclinó hacia él para besarlo, ya debian de tener los labios magullados de tantos besos compartidos, pero poco les importaba. De un momento a otro ya no aguantaban las ganas de volver a sentirse y JungKook rebuscó debajo de las almohadas algún condón que haya quedado allí de la noche anterior; y lo consiguió, entre besos sonrió victorioso para destapar el material lubricado y así colocarlo. Se introdujo en ella y la invitó a moverse luego de que le apretara el glúteo con sus dedos.
Ella se incorporó y quedó nuevamente sentada en su regazo para dar saltos sobre su pelvis. Todo era tan excitante, tanto para ella como para él. Ver a JungKook encantado con sus movimientos era de otro mundo, él era de otro mundo; parecía un Dios griego en su total esplendor. Y para él ver a EunYoung montarlo mientras sus pechos rebotaban junto a su piel y cabello humedeciéndose en sudor... era una fantasía que le hacía imaginarla como una Diosa, un deja vu para él.
