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۰⸼ ۫ ~Un mar de tristeza~ ۫ ⸼۰

۰⸼ ۫ ~Un mar de tristeza~ ۫ ⸼۰

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EunYoung caminó fuera de la comisaría junto a su hermana y ambas suspiraron al sentir la brisa darles en el rostro. Aunque lo vivido allí no fue fácil por tener que recordar todas las peleas y golpes que su padre les había propinado, también se sentían libres de presión. Les asignaron un psicólogo para tratarlas y tenían cita programada para dentro de dos días, además de eso tambien prometieron ayudarlas con otras cosas que necesitaran para cuidar de su salud tanto mental como física.

Pero era un sabor dulce amargo. Además de todo lo bueno contado, ellas tenían una cuestión: la casa donde vivían no les pertenecía con totalidad a su padre, le pertenecía poco menos de la mitad a su padre y la mayor parte al gobierno. Lo que les dijeron fue que la parte de su padre se las cederían pero no era mucho si los gastos se dividían... era injusto en un mundo tan machista.

Su padre fue arrestado y el juicio se haría en unas semanas, mientras, debían buscar la manera de sustentarse mientras tanto, ya que al estar acusado de un cargo tan grave, automáticamente le quitaban la pensión... un nuevo estrés para la vida de la peliverde, quien con su rostro serio veía con cansancio hacia HoSeok que paró el auto frente a ellas.

Ya en camino este no les dijo nada, sabía que lo hablado en el sitio les había afectado a ambas.

— EunMin, mamá quiere que hoy pases la tarde con ella ¿te parece? — la miró a través del retrovisor y la chica asintió con una suave sonrisa.

En su teléfono EunYoung recibió una llamada y la contestó luego de ver el remitente de la misma.

¿Qué tal les ha ido? — preguntó JungKook a través de la línea. Ella suspiró y volteó hacia la vista de la ciudad por la ventana.

— No sé realmente si decir bien o mal. — murmuró EunYoung con ganas de llorar, y aunque no lo hacía porque EunMin la estaba mirando, eso era lo que quería.

Voy a tu casa para que hablemos ¿te parece? — se escuchó un tanto agitado y ella negó.

— No. — respondió de inmediato y la línea enmudeció.— seguramente estás trabajando y no quiero que faltes a tu hora, ademas... — giró a ver a HoSeok y este la miró un momento antes de volver la vista al frente.— HoSeok me invitó a comer, así que no es necesario que dejes tu puesto...

Quisiera acompañarte. — murmuró decaído y ella sonrió suave.

— Lo sé... — suspiró.— pero ahora tienes responsabilidades que cumplir. — murmuró recostando la cabeza a la ventana del auto.

Al cerrar voy a verte. — aseguró sin preguntar y ella sonrió.

— Claro que sí. — murmuró riendo un poco.

Deseo en la Sombra © JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora