En una ciudad donde las apariencias lo son todo, un grupo de amigos se encuentra en la encrucijada de la lealtad y la pasión. Entre risas compartidas y confidencias susurradas, se ocultan verdades que nunca deberían salir a la luz. JungKook, un miem...
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Miró el teléfono y notó que no tenía llamadas o mensajes de ella, como sucedió en todo el día. Estaba cansado, había ido al trabajo y luego pasó por el gimnasio, donde practicó una hora y media antes de irse a su casa, donde actualmente estaba recostado en la cama mientras subía el chat para ver los últimos mensajes que habían intercambiado; lo cual fue el jueves pasado.
Suspiró entrando en su foto de perfil, se veía muy hermosa en esa foto.
Al suspender el teléfono lo colocó en su regazo y miró al frente para quedarse pensativo. En verdad necesitaba saber cómo estaba, pero no podía ir a su casa y meterla en problemas, no como la última vez.
Se sintió un poco ofuscado con la situación y cerró los ojos recordando aquel día...
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『۰⸼ ۫ ৎ୭ ۫ ⸼۰』
No sabía lo que hacía, estaba muy ebrio y excitado. Una mezcla muy mala para alguien como él.
Entró a la habitación del hotel al que habían ido y se dio la vuelta para ver a la chica respirando de forma agitada por la excitación que estaba sintiendo en ese momento. Se acercó a ella para tomar su mano y atraerla hacia él para poder cerrar la puerta de la habitación.
No se molestó en encender las luces, habían lámparas de color amarillento que iluminaba de forma tenue la habitación; por lo cual lo hacía perfecto para la locura que estaban a punto de cometer.
La besó. Lo hizo demasiado esa noche.
Recorrió su cuello y hombros con sus labios antes de desprenderla de las primeras piezas de ropa, recorriendo luego con su lengua los pezones rosados y erectos de aquella hermosa chica...
La mejor amiga de su novia.
Si lo pensaba así, se sentía mal... no podía negar que si lo recordaba, le iba a pesar en toda la noche.
