En una ciudad donde las apariencias lo son todo, un grupo de amigos se encuentra en la encrucijada de la lealtad y la pasión. Entre risas compartidas y confidencias susurradas, se ocultan verdades que nunca deberían salir a la luz. JungKook, un miem...
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EunYoung caminaba por el restaurante mientras EunMin la miraba desde la distancia. La chica tenía en sus manos un sobre que había llegado unos minutos atrás. EunMin suspiró intrigada y su corazón empezó a latir de forma acelerada en su pecho.
— ¡Unnie! — llamó de inmediato, captando su atención pero también la de varios comensales.— Unnie. — dijo más calmada mientras caminaba hacia ella.— unnie, unnie, unnie... — al llegar a la misma, esta la detuvo de los hombros.
— ¿Qué pasa, EunMin? — preguntó intrigada la mayor de ambas, quien con su cabello de color negro y completamente liso, la observó curiosa. Se había ido por completo el color verde de su cabello, y con ello muchos de sus malos recuerdos.
— Ha llegado esto, es para ti. Al parecer de la Universidad. — le entregó el sobre y EunYoung lo tomó viéndolo.
Estaba tan sumida en su nueva vida en Japón que poco le interesaba lo que viviera de Seúl; excepto la universidad, que la había terminado hace poco menos de cinco meses y no esperaba que le llegara una carta de la misma.
Su vida había cambiado mucho luego de esos meses que habían transcurrido desde que se habían ido a Japón, casi se cumplía el año y su vida había estado un poco balanceada con el tiempo.
JungKook también parecía haber madurado en ese aspecto, ya era un administrador graduado con honores y su vida había dado un rumbo diferente al que tenía pensado antes de terminar la carrera. Su primo SukJae; quien se había ido a Estados Unidos por un negocio, llegó a Seúl nuevamente con malas noticias, debía vender todo para poder pagar una deuda que tenía por ese nuevo proyecto en el extranjero, así que JungKook; como siempre él, le había propuesto analizar sus cuentas, las cosas fueron tan bien que su primo le propuso algo que no pudo rechazar: ir con él a Estados Unidos para que fuese el nuevo administrador de su negocio en ese país.
Cabe decir que él no quería, por nada en el mundo quería alejarse mucho más; pero EunYoung lo empujó, le dijo que no desperdiciara la oportunidad de crecer como profesional y como persona. Tras un suspiro en esa llamada que le hizo, JungKook aceptó, y luego de unas pocas semanas se fue.
Le estaba yendo muy bien a decir verdad. Había empezado a mover todos sus conocimientos y SukJae junto con su socio estaban yendo por buen camino, cosa por la que EunYoung se sentía totalmente orgullosa. Aunque eso tristemente los estaba distanciando mucho más.
Antes podían hablar seguido por teléfono, pero ahora JungKook estaba más ocupado, y ella también; la diferencia de horario marcaba mucha importancia a la hora de comunicarse y por eso lo hacían poco. Pero estaba feliz con que él estuviese poniendo en marcha su vida para un futuro mejor, sea estando juntos o separados.
