XX. Mensajera

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- Pero antes de ser algo, me gustaría estar segura que tú y yo podremos estar en el mismo yugo matrimonial, sabes? soy cristiana y mi amor por Dios está por delante que de alguna otra persona, ni siquiera de mi familia, ni siquiera de mí. En el cristianismo no existen las parejas, solo los amigos que posteriormente se casan, y quiero estar segura que tú y yo nos podemos casar. - me dijo después del beso.
Te entiendo Fera, te entiendo perfectamente, sabes? yo reconozco que no estoy tan apegado a la palabra, quizá por algunos eventos en el pasado que me hicieron perder la fe, solo sé que existe alguien superior que observa todo. - le dije.
- Así es, lo dice la biblia en Eclesiastés 11:9 "Jóvenes, disfruten de su juventud, sean felices, sigan los impulsos de su corazón y gocen de la vida. Pero siempre tengan presente que Dios los juzgará por todo lo que hagan"
- Mira te diré algo, a veces las personas no entendemos por qué nos pasan las cosas malas y culpamos a Dios de nuestras desgracias tildándolo de mal padre, pero tienes que enteder que este no es su reino, su reino está allá arriba, y cualquier dolor o aflicción no será nada comparado a lo que te espera allá al lado suyo. - me contestó.
Tal vez sea así, quizá tú eres la mensajera que él me envió para poder retomar mi fe en su palabra, mis acciones hablarán por mí, Fera.
- No quiero que tomes la palabra por mí, quiero que lo hagas por Dios.
Tranquila, mis acciones hablarán y él las verá.
- Está bien, te quiero
Yo también.

Nos dimos un fuerte abrazo, yo me encontraba apenado por recordar mis traumas, desventuras y errores del pasado. En el calor de mi pecho descansó su cabeza mientras la despeinaba con ligeras caricias en la cabeza. Nos sentimos bien, sentíamos la misma paz que tiene un cristiano después de entrar en catarsis susurrando plegarias y perdón.

Estuvimos juntos hasta que de hizo tarde y la invité a comer Sushi en un local japonés cercano.

Ya es tarde Ferita, te invito a comer sushi.
- No quiero.
Entonces chifa?
- No.
Pollito?
- Solo quiero estar contigo un rato más, me siento bien contigo.
Ay yo también.

Nos besamos nuevamente y nos dimos calor cuando el viento resoplaba una considerable intensidad de frío. A las 9 de la noche recién nos fuimos de aquel parque rumbo a su paradero.
Por el camino ella descansó su brazo izquierdo entre mi brazo derecho.
Un poste con una luz ténue hizo que nuestra sombra se reflejara en las viejas veredas del callejón oscuro que transitábamos.

Ferita te quiero mucho, hasta ahora no puedo creer que estoy aquí contigo de esta forma.
- Créelo, es una realidad, y me siento muy bien de tenerte a mi lado.

- Créelo, es una realidad, y me siento muy bien de tenerte a mi lado

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A Bela ea FeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora