XXVI. MatUtazo sin festejo

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Llegó el día, los dos equipos definian al campeón nacional del 2023. La atención de todo el país futbolero pendiente a esta cita, las casas de apuestas repletas, los restauranes repletos, los bares repletos, el transporte público disminuido, todo el país viendo la definición o escuchandola por radio.

A las 19:54pm le escribo un mensaje a Fera diciendole que miraré la final, pero justo en este instante ella me sorprende con un testamento inesperado...

Empezó el partido y fue un calco de la primera final, universitario con la sangre en los ojos, salió a matar al rival, y en la primera jugada en profundidad, un gran amague de Andy Polo y posterior pase a la cabeza del orejón Flores sin marca, dec...

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Empezó el partido y fue un calco de la primera final, universitario con la sangre en los ojos, salió a matar al rival, y en la primera jugada en profundidad, un gran amague de Andy Polo y posterior pase a la cabeza del orejón Flores sin marca, decretaba el 0-1.

Los únicos gritos de gol esa noche en matute fueron de los propios jugadores, ni siquiera tuve ganas de gritarlo, no después de aquel mensaje.

Alianza intentaba acercarse al área rival para empatar la serie, pero rápidamente perdían el balón y universitario manejaba el partido con la posesión.
Terminó el primer tiempo y fui raudo a lavarme la cara y mirarme al espejo.

"¿Por qué hoy?, ¿Por qué  justo hoy?" me preguntaba y me mataba la cabeza buscando respuestas.

Comenzó la segunda mitad, y se notaba cada vez más lejos el empate de los locales, Alianza ineficaz con el balón y Universitario dominante del tiempo.
La angustia del recinto se empezaba a notar con algunos insultos y reclamos por pelotas perdidas en ataque y defensa.

Universitario realizó un par de cambios defensivos, la orden del banquillo técnico era aguantar el resultado y matarlo en alguna contra, y así fue.

Minuto 82, un gran contraataque que empezó con Cabanillas dando un pase largo a Valera que se despunta y tira un centro que se va abriendo entre el vértice izquierdo del área chica, Jairo Concha y Angelo Campos, la pelota es recogida por Piero Quispe que con par de moriquetas descarga con Martín Pérez Guedes, y este ve libre a Horacio Calcaterra.
Horacio mira al golero Campos salido de su arco y lo sorprende con un remate curvo en la esquina superior izquierda.

"Calcaterra le pega al arcoooooooooo" "GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL"
Fue el único gol que grité aquella noche, quizá por el despecho. Me sentía tan triste que no tenía ganas de seguir viendo el partido, pero me quedé para ver la piconería y resentimiento del rival, que buscó de una u otra forma suspender el partido para no ver a la U campeón como en el 99 y el 2009.
Los hinchas locales empezaron a  tirar vengalas al campo de juego, y cuando el árbitro Ordoñez pitó el final, se apagaron las luces en una postal vergonzoza para el fútbol, la incertidumbre en aquella oscura noche permitió que algunos desadaptados entren al campo de juego poniendo en peligro la integridad de los campeones.

Alianza Lima y sus hinchas demostraron no estar a la altura de una final nacional, por el juego desastrozo que hacían y por la falta de deportividad que se hizo tendencia mundial y motivo de cuantiosos memes.

Los jugadores de la U brillaron por luz propia en aquella noche del matUtazo, con la ayuda de un vengala arrojada por los rivales, dieron la vuelta olímpica con cánticos de campeón.

Después de ver eso, apagué la televisión y fui directo a buscar un Ron que tenía guardado en mi habitación. Lo tomé entre lágrimas de felicidad por la final y tristeza por Ferita.

"¿Por qué carajo lo hizo justo hoy?" repetía mientras terminaba la botella. Sin muchas más ganas de nada, me fui a dormir.

A Bela ea FeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora