X. Biblioteca

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Llegó el miércoles, ese día tenía que ir a darle clases a Ailin sobre números, gráficos y formulas, aunque me hubiera gustado enseñarle anatomía en la habitación de un hostal a 25 soles con cortinas rojas.
Al llegar a la biblioteca la ví con su grupo de amigas, nunca les caí bien, pero era recíproco.
Dí mi mayor esfuerzo para no pensar en otras cosa que no sean sus grandes glúteos y caderas pronunciadas. No lo logré y por ende no pude enseñarle nada de nada.

Oye no me puedo concentrar si te tengo al lado
- Para serte franca yo tampoco

Me retiré de esa carpeta y la dejé con sus amigas, me fui a la otra fila con el grupo de estudios de mi salón.

Christian: Oe y ya?
Nayeli: Ay cállate cochino
Jonathan: Que fue papi te botaron?
Melanie: Asu, asu
Diana: Todo bien Sam?
Yo: Sí, sólo me fui porque no podía concentrarme con ella al lado.
Jonathan: Ven acá papi aquí no te ponemos nervioso
Yo: Jajaja qué están haciendo?
Melanie: Peleando por las claves, nadie se pone de acuerdo
Christian: Oye pero si está al ojo.
Diana: Asu asu
Jonathan: Tranquilo pe papi, no todos tenemos tu materia gris.
Yo: A ver cuál están haciendo?

Pasé lo que quedaba de esa tarde, debatiendo sobre ejercicios de química y geografía, en lugar de estar con Ailin.

Llegaron las 6 de la tarde y Miguel ya empezaba a vaciar los salones.

- Ya me voy
Te acompaño
- Iré con Antonella a comprar unas cosas.
Bueno, anda con cuidado.
- Está bien

Nos despedimos con un beso y me quedé en un grupo de 4: José, Christian, Jonathan y yo.
Estábamos aburridos y fuimos a plaza vea para comprar una pizza.
Cuando llegamos paseamos por los interminables pasillos abarrotados, en eso Christian recueda que tenía que llevar un pollo para su casa, y compra un pollo empaquetado, al momento de pagar, ví una oferta irresistible, gel lubricante durex y condones a un precio demasiado cómodo. Opté por ponerlo sin descaro en aquella banda transportadora.
La cajera no logró ocultar su curiosidad sonriendome. Todos estaban palteados, y era mucho más notorio en José, es de tes blanca, pero esa noche estaba tan rojizo como un tomate.

Compramos y comimos una pizza en el patio de comidas del piso superior, jugamos cartas, nos reímos y nos retiramos.
Al momento de salir, nos tocaba pasar el protocolo de revisión corroboración entre el boucher y la bolsa de compras.

El joven de seguridad también tenía ganas de reir y puso cara de "¿Qué mierda harán estos 4 jovenes con un pollo, gel lubricante y condones?

Salimos del lugar muertos de la risa a tomar nuestras respectivas rutas.

A Bela ea FeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora