Capítulo 7. Cedric. El bosque

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Me encontraba deambulando de un  lado a otro en mi habitación a oscuras, esperando que cayera el atardecer para  poder salir y despejar mi mente entre tantas cosas

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Me encontraba deambulando de un lado a otro en mi habitación a oscuras, esperando que cayera el atardecer para poder salir y despejar mi mente entre tantas cosas.

No solía pensar demasiado ningún tipo de situación, mi padre me entrenó lo suficiente para poder decidir y tomar acción en contra de lo que sea. Cualquier sentimiento impulsivo e irracional puedo controlarlo con totalidad.

Durante mis largos entrenamientos en el reino de Blackstone; luché contra tantos poderosos vampiros, algunos estuvieron a punto de hacerme caer... pero ninguno me hizo dudar sobre cualquier movimiento o decisión como ahora lo está haciendo aquella chica de cabello rojo; Venus.

Me sentía tonto por tener algo de curiosidad en una humana. Mi especie y la humanidad son enemigos, cadena alimenticia por así decirlo, no tenía sentido alguna clase de interés más allá de saborear su sangre.

Me detuve en seco al oír a Venus a través de su ventana, llegar a su habitación. Sentí el impulso de asomarme y me dejé fluir. Cedí a mi deseo de poder verla llegar.

Su ventana estaba cerrada lamentablemente, me frustró al ver que solo quedé "humillado" ante ese gesto de curiosidad.

De repente mi madre entró en la habitación para intentar solucionar el inconveniente de antes.


— Hijo... — dice con un bajo tono de voz. Me da un fuerte abrazo, luego interrumpe el breve silencio entre ambos para informarme que se irán por unas semanas a un baile en el reino de Blackstone.


— ¿Baile? — Pregunté desconcertado.

—ya sabes cómo es el Rey Hegernald. Quiere ver a la versión vampiresa de la esposa de tu padre ¿Vienes con nosotros? —preguntó mientras me miraba con curiosidad. Ella sabía qué diría que no, yo solo estaba cuando había violencia, guerras y luchas, a diferencia de los momentos de celebración, ahí prefería no ir y perder tiempo.

—Estoy muy feliz por ti, madre, ya es hora de que formes parte oficialmente de este mundo, pero ya sabes mi respuesta— Le solté las manos y procedí a acostarse en mi cama.

—Sí, yo sólo pregunto por cordialidad.


Le regresé la mirada en forma de burla.


—Si necesitas cualquier cosa, ya sabes a quién llamar.

Sale de la habitación y se marcha junto con mi padre (quien solo me dice "adiós" desde lejos), al dichoso baile del reino.

Pasé algunos minutos recostado de la cama, pensando que hacer con tanta libertad. Por fin algunas semanas sin tener encima la presión de mis padres de cómo ser o comportarse, yo quería sentirme yo mismo por un momento. ¿Qué mejor forma de empezar que yendo al profundo bosque a cazar por mis propios medios?

Extrañaba cazar; correr muy rápido, atrapar a mis víctimas, por supuesto que no hablaba de humanos; tengo la orden directa del rey en cazar solamente animales, ahora los vampiros debemos vivir bajo las sombras; mezclados a ellos como uno más del montón.

Normalmente mi familia tiene una especie de trato personal con una doctora vampira del pueblo llamada Aurora Deméter, al salvarle la vida a la hija; Aubrey Deméter.

Ella agonizaba por un accidente de auto terrible, Aurora no pudo convertirla ya que son pocos los vampiros que logran el autocontrol, tal como lo hacía Lucius, mi padre tenía ese talento de convertir a personas sin terminar con sus vidas.

Hicieron un trato de poder brindarle sangre fresca e ilimitada a la familia cuando se encontrarán en el pueblo. Era más que una simple doctora, manejaba el hospital del pueblo, muy reconocida por todos y querida por sus múltiples actos de bondad, atenciones gratuitas para quien no podía costear y donaciones.

Aunque no se podía decir lo mismo de Aubrey; siempre rebelde, escapándose de casa y apareciendo meses después. Nunca pudo controlarla luego de su transformación.

Comenzó a llover, no hay más tiempo que perder, lo magnifico de Mistermed es que casi siempre llueve, no tengo que esperar que sea tan tarde para ser libre. La sensación climática perfecta para mí.

Continuaba caminando, no tenía la necesidad de correr como cualquier vampiro haría en esta situación, yo pensé en lo que me dijo mi madre. Eso de probar experiencias humanas también puede incluir tomarse una caminata tranquila.

Algo no se sentía normal, alguien estaba siguiendo mis pasos, respire profundo para absorber el aroma de quién esté acercándose de forma descarada. Por un momento pensé que sería Rebeca, quizá quería hablar conmigo nuevamente a solas... Ya estaba listo para girar y decirle que no me apetecía su compañía.
El aroma fue claro, no es Rebeca, es ella... Mi vecina; Venus.

Pero qué curioso, no pude evitar sonreír mientras caminaba un poco más de prisa a ver qué tan seguro es que me sigue a mí. No creo que esa chica extrovertida sea capaz de seguir a alguien a quien no conoce.

Luego de un par de minutos caminando sin mirar atrás pude entender que si me seguía. Voy directo a un busque oscuro y algo alejado del pueblo ¿Por qué carajos continúa siguiendo mis pasos? No sé quién está más loca, ella o yo por continuar con este juego.

« ¿Qué quieres de mí, Venus? ¿Te parece divertido seguir a un extraño al medio del bosque? Bien... Veremos qué haces.»

Camino un poco más rápido para perderla de vista y así cambiar su juego de aventura, ser yo quien la asecha.

Al perderla me detuve y escondí en un árbol, quería ver su reacción al no encontrarme, de seguro pensará que desaparecí.

Pasaron algunos minutos, demasiados para alguien que venía a paso apresurado. Escuché un grito ahogado, es... Es Venus.

Corrí rápidamente hasta donde la dejé por última vez.

—Maldita sea... — murmuré.

Un idiota vampiro está por hacerle daño.

Me lancé sobre él al ver cómo le hizo una herida al brazo de Venus, lo quité de encima de ella.
— ¡Déjala imbécil! — grité con fuerza.

— ¿Quién mierdas eres tú? — preguntó levantándose del suelo.
—Márchate ahora sí no quieres conocerme.

Él se me queda viendo con una sonrisa burlona.

—No me asusta conocerte, amigo esta es mi zona de caza... Si quieres devorar humanos, es mejor que te busques otro lado— se puso en posición de ataque.

Me hervía la sangre al oír como ese idiota hablaba de Venus como si fuese un platillo.

—Ella no será tu cena hoy.

Procedí a avanzar contra él dejando caer todo mi peso en mi puño izquierdo haciendo que él cayera como una sandía de un séptimo piso a unos cuantos metros de distancia.

Mi fuerza, por supuesto, es mucho mayor a la suya, esto debido a mis constantes entrenamientos con otros vampiros incluso de mayor fuerza, velocidad y peso que yo. Estuve preparado toda mi vida para pelear en guerras con vampiros más fuertes que este idiota.

Aquel chico con identidad desconocida se levantó con dificultad, ya yo estaba listo para un segundo golpe con resultados mortales para él, pero me sorprendió que solo huyó con todas sus fuerzas.

Planeaba seguirlo; ese tipo es un peligro, pero no podía dejar aquí tirada a Venus a su merced.
Ella se encontraba tendida en el suelo, su olor a sangre no me parecía tan apetitosa como pensé que sería, no me detuve a pensar en eso; la tomé en mis brazos con delicadeza, seguía inconsciente. Podía escuchar sus latidos, pero no me parecía buena idea salir a la luz del atardecer, muchas personas salen a trotar o simplemente salen de sus trabajos. No puedo simplemente salir con ella inconsciente.

Venus, bajo su influencia. ©(Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora