Capitulo 16. Cedric: el paraíso

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Confieso que no me siento para nada incómodo por estar en este momento junto a ella; mis manos tocando su cálido cuerpo, mis labios atrapando los suyos, es como una pequeña lucha de quién tiene más el dominio, por supuesto que yo voy ganando

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Confieso que no me siento para nada incómodo por estar en este momento junto a ella; mis manos tocando su cálido cuerpo, mis labios atrapando los suyos, es como una pequeña lucha de quién tiene más el dominio, por supuesto que yo voy ganando.

Sostuve la respiración por un momento, ella estaba justo ahí, luciendo tan hermosa con solo hacer nada... Sus ojos estaban clavados en mi dirección, como si intentase decirme exactamente qué hacer en este momento.

Mis manos comenzaron a moverse solas, por un segundo algo más me controlaba, sujeté sus caderas con mis manos, atrayendo su cuerpo hacia mí. Sentí un suspiro sorpresivo al salir de ella, tragó grueso, humedece sus labios con la punta de su lengua, estaba a punto de explotar ahora sí no hacía algo... Jamás me había quedado tan paralizado ante una situación como está.

Es simple, solo quitar la ropa, besarla por todos lados; hacerla mía, pero esta vez, nada de lo que sabía sobre el sexo... Sobre la intimidad venía a mi mente, solo podía admirar sus ojos llenos de fuego, su corazón latía tan rápido, estaba igual de ansiosa que yo.

Su lenguaje corporal gritaba que ya era hora de reaccionar. De sentir sus uñas raspando mi espalda por tanto placer, quizá sobre pienso demasiado, para mí fueron los milisegundos más lentos del mundo, luego de separar nuestros labios, al finalizar ese tierno beso, la miré tan diferente.

No iba a hacer nada sin que ella no me dijera de alguna forma que continuara... Ella al parecer entendió eso, o quizá estaba cansada de no recibir respuesta más que solo observarla como idiota.

Sentí un escalofrío recorriendo mis brazos. Parecía una orden directa de la diosa Venus.

Yo no dije ni una sola palabra, ese era mi acelerador, me acerque a ella como un león con muchísima hambre ante una gacela herida.

Mi mano recorrió con la yema de mis dedos desde su pierna hasta llegar a su cuello, ella dejó salir un pequeño gemido, yo ya no podía aguantar, mi pantalón estaba estorbando tanto, la ropa parecía innecesaria.

Apreté un poco su cuello, la bese a mi forma, veloz, fuerte, intenso, nuestras cabezas se sincronizaban, de un lado a otro para hacer el beso eterno, su lengua y la mía ya se estaban acariciando.

Sin querer le rompí un poco su labio, debido a lo filoso de mis dientes, a ella no pareció importarle, quería detenerme para poder ver si ella estaba bien, pero solo me miró con desespero por parar.

—No pares— jadeó.

Yo continúe besándola, sabía tan bien. Quería probar su sabor de todos lados. Comencé a realizarme hacia abajo, ella me miraba con ansias, con mis dedos índices retiré poco a poco el vestido hacia arriba, dejando ver sus bragas.

La miré y sonreí, ella cubrió su boca con ambas manos.

Bajé sus bragas hasta dejarlas caer al suelo, coloqué su pierna en mi hombro, dejando al descubierto para mí placer, toda su feminidad.

No dude un segundo más en besar su parte íntima, en frotar con mis dedos el resto, hasta sentir lo húmeda que estaba.

Ella seguía tapando su boca, no podía permitir que no me dejase oír lo bien que la está pasando.

Con mi otra mano retire sus manos.

—No ocultes tu placer...— ella se mordió los labios, continúe besando, succionando y lamiendo todo su ser.

Sentí como su mano sujetaba mi cabeza, guiando a donde quería sentir mi lengua. Yo cedí, ya estaba bajo su poder, ella me tenía dominado de la mejor forma. Estaba ahí arrodillado, frente a lo mejor que había visto y probado en mi vida.

No me preocupo en absoluto que ella es humana, que yo soy un vampiro, que estamos destinados a ser enemigos, yo solo quiero apoderarme de ella en todas las formas posibles.

Subí hasta llegar a su rostro, estaba jadeando como nunca, continúe besando cada parte de su piel.

No podía creer que estoy justo ahora a punto de hacerla mía.

Jamás me había sentido así con ninguna otra mujer, he estado con varias, pero en este momento siento que estoy llegando a una clase de paraíso, paraíso que no quiero abandonar.

Venus, bajo su influencia. ©(Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora