Capítulo 8. Venus. ¿Qué pasó?

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Intenté abrir los ojos poco a  poco, todo el lugar estaba oscuro

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Intenté abrir los ojos poco a poco, todo el lugar estaba oscuro. « ¿Dónde estoy? » pensé.

Intenté levantarme, pero de la nada sentí una punzada terrible en mi cien, me quedé recostada, intentando asimilar dónde estoy exactamente.

Mi vista se fue acostumbrando a la oscuridad de la habitación y pude percatarme rápidamente que no estoy en mi cuarto; no es mi cama rosa, no está mi alfombra de peluche rosa, no está mi ventana abierta como normalmente la suelo tener, no es... ¿De quién es?

Unos pasos se acercaban, yo miré fijamente la puerta esperando a un extraño ser, quizá estoy secuestrada. « ¡Dios mío!».

Se abrió la puerta y para mí sorpresa es mi vecino, estoy en el cuarto de mi vecino, el guapo vecino de nombre aún desconocido, al que... Al que estaba siguiendo en un instante.

— ¿Qué pasó? — pregunté sin demora.

Él se acercó, se sentó en el borde de la cama y me miró fijamente.

—Tuviste un accidente.

— ¿Qué? — pregunté viendo mis manos, brazos y piernas... Chequeando que tuviese todas mis extremidades en su lugar.

— Estas bien, al menos completa— se levantó de la cama y acercó a mí un papel y varios frascos de patillas. — debes tomar esto, tal como se indica ahí.
— ¿Qué me pasó? No recuerdo muy bien... — mi cabeza seguía doliendo, la sujete un momento y sentí una curita o gasa cubriendo una zona. — ¿Qué tengo aquí? ¿Qué está pasando? ¿Quién me atendió?

Iba a entrar en desespero por la poca información que recibía y mi vecino me sujeto por los hombros.

—Mírame, Venus. Nada paso, estás bien, solo tropezaste y caíste.

Sus ojos a pesar de estar en la oscuridad, en la luz tenue, podía ver lo claros que son, sus cejas gruesas pero definidas hacían juego con sus ojos almendrados y pestañas largas... me hacía sentir segura, pero no creía ni una palabra de lo que decía. Estoy muy confundida.

— ¡No me tropecé! — exclamé, intentando levantarme de la cama con dificultad.

— ¿Qué? — preguntó el algo desconcertado.

— Sé exactamente que estaba en el bosque buscando.... — Casi me delato diciendo que lo estaba siguiendo. — buscando algo, y alguien me atacó.

Di un traspié y tropecé, mi vecino me tomó por la cintura para no caer al suelo.

Su rostro estaba tan confundido. Yo sentí un cosquilleo en mi pecho al sentirme tan cerca de él.

—No puedo creer que no esté funcionando.


—Lo recuerdo perfectamente, ese idiota me atacó y por eso la cabeza está matándome— volví a tomar asiento, mi vecino se levantó de prisa y caminó de un lado a otro repitiendo en murmullos.

—Esto no puede estar pasando.


— ¿Llamaste a la policía? Hay un hombre peligroso suelto.

— ¡No! — se detuvo mirándome fijamente. — harás lo que te digo ahora.

Yo me asombré ante su actitud pedante y algo agresiva, retome en mi mente todo lo que sé de defensa personal, puede ser increíblemente guapo, pero también puede ser terriblemente asesino serial.

— ¿Disculpa? — pregunté de forma amenazante. No le dejaría ver lo asustada que estoy justo ahora.

Él dejó salir una bocanada de aire y me habla más despacio.

—Escucha atentamente, solo lo diré una vez... — colocó sus manos sobre mis hombros y me miró fijamente de nuevo. — estás bien, no llamaremos a la policía, eso solo alteraría a tu padre. Estás a salvo.

Yo pensé por unos segundos, «tiene razón, mi padre es el oficial mayor... se preocupará en exceso, y será toda mi culpa»

—Espera— dije con rapidez. — ¿Cómo sabes mi nombre y como sabes que mi padre es oficial?


Él me soltó de los hombros y se alejó mientras observaba por la ventana.

—Es un pueblo pequeño, todos se conocen, la doctora que te atendió es muy amiga de mis padres, me dio tu información.

Su naturalidad y calma me hicieron bajar mi guardia, estaba tan seguro de sus palabras que me sentía algo exagerada.

— ¿Doctora? ¿Me llevaste al hospital? — pregunté intentando entender toda la situación.

Él negó con la cabeza.

—La doctora Aurora Deméter es muy muy amiga de mi familia, vino a mi casa para atenderte.

Yo tomé asiento en la cama nuevamente, me sentía algo mareada.

— Tengo tantas preguntas justo ahora. — dije mientras cerré mis ojos a causa del dolor.

Él acercó un vaso con agua a mí dirección.

—No entiendo cómo estás más interesada en hacer un drama de esto, en vez de enfocarte en recuperarte.

Yo giré mi cabeza hasta su dirección con lentitud y seriedad. No puede estar diciendo esa tontería.

Él subió sus hombros como si no importara.


—Ya veo... No quieres que llame a la policía porque eres uno de esos asesinos ¿Cierto?

— ¡¿Qué?! — exclamó con su expresión de burla.

Yo me levanté con cuidado, dejé el vaso en una mesa de noche pequeña que se encontraba al lado de la cama y camine un par de pasos hasta la puerta.

—Quiero irme a mi casa.

Él guardó silencio, está confirmándome algo que dije solo por bromear... Una suposición tonta para seguir hablando con él.

«Dios mío, estoy en la habitación de un asesino. De seguro no quiere dejar que salga a ningún lado para acabar conmigo»

Me acerqué a la puerta y sujeté la perilla con intención de abrirla.

—No puedes irte sola, te llevaré... No estás en condiciones, además, no soy un asesino. Te salvé la vida.

Es una montaña rusa emocional, no tengo idea de lo que sucedió, estoy algo adolorida, preocupada... Pero en su habitación, quizá mi plan de seguirlo no salió tal como esperaba, sin embargo estoy muy cerca de él.

Me llevo con cuidado hasta mi casa y subimos con cuidado las escaleras hasta llegar a mi habitación, para mí sorpresa mis padres están dormidos. En parte lo agradezco, no quiero tener que darles explicaciones de lo que acabo de pasar... No quiero preocuparlos.

Venus, bajo su influencia. ©(Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora