— ¿Qué significa estar vivo? — Percival preguntó mientras era arrastrado por su hermano por el suelo, cubierto de cortes y sin un brazo, dejando manchas de sangre en el suelo que indicaban su dirección.
— ¿Qué es esa pregunta? Has perdido mucha sangre. Si no te hubieras resistido tanto, no habría tenido que llegar a estos extremos — contestó Elric, agarrándolo de la camiseta.
— No tienes respuesta, ¿verdad?
— No tengo por qué darte una respuesta ahora. Cuando volvamos a casa con padre, responderé tu pregunta, pero primero traeré al enano.
— No tienes una respuesta. No hay razón para posponer una pregunta tan simple. Una pregunta tan simple que nunca pude encontrar respuesta.
El sonido de las ramas rompiéndose por el cuerpo arrastrado de Percival apenas duró, llegando hasta la figura de Trevor de rodillas, tocando su pecho y retorciéndose de dolor.
— Así que hasta aquí llegaste.
— Elric — dijo con fatiga — déjale.
— Enano, no estás en posición de preocuparte por él. Ven conmigo antes de que me ponga violento — le amenazó con una cara inexpresiva.
— Sí, que tienes mal genio — le habló esta vez el viejo Tom, que se encontraba al lado del niño.
— ¿Y tú quién eres, viejo?
— Nadie especial, solo un hombre cansado.
— Pues vete a dormir por allá y deja ese niño solo. Este se viene conmigo.
— Buena idea, chico.
El hombre le dio la espalda a Trevor y se paró en el árbol más cercano, se tumbó apoyado en él y comenzó a dormir.
— ¿Pero qué le pasa a este tío? — le miró levantando una ceja.
— Amo — le habló Bob telepáticamente al niño desde su bolsillo — úsame.
— Sigues con eso — le contestó mientras mantenía la mirada en su hermano.
— Solo piensa cuál es tu motivación para luchar, tu razón para no caer en el abismo, tu motivación para no escuchar lo que dice. Solo piénsalo y visualízalo como un arma que te permita llegar a lo que buscas, a lo que anhelas.
Una brisa de recuerdos atravesaba la mente del chico, recordando la oscura y fría soledad en la mansión, el cálido regazo de su madre y el simple recuerdo de la caída de una hoja aterrizando en blanca y esponjosa nieve.
— ¡¿Necesito una razón para vivir?! ¡Solo quiero seguir viviendo, no puedo morir aquí, viviré! — gritó con todas sus fuerzas.
— ¿Y ahora qué cojones dices? — volvió a mantener su atención en el chico.
— Viviré, no importa cómo.
Una luz verde fósforo emergió del bolsillo del niño, cegando a todos. Poco después, la luz se disipó, revelando un báculo formado por tres ramas verdes que se enrollaban entre sí, con un cristal transparente en el extremo. Trevor lo sostuvo mientras flotaba en el aire.
En ese instante, Percival se zafó del agarre de Elric, se alejó de él y extendió su mano, formando cadenas de hielo ancladas al suelo.
— ¡Trevor! — le gritó Percival — demuéstrame tus ganas de vivir, hazlo ahora.
El niño entendió y extendió su báculo hacia Elric, que aún estaba en shock, creando una gran bola de fuego.
— ¿Pero qué? — exclamó sorprendido Elric — ¿desde cuándo tienes tanta magia?
— Desde que descubrí mi luz.
Lanzó la bola de fuego hacia él.
— Mierda — dijo Elric, incapaz de moverse, mientras la bola de fuego se acercaba.
La bola de fuego impactó, incinerando su cuerpo y llenando el bosque de gritos desesperados.
— Lo logré — tartamudeó Percival, cayendo de rodillas.
— Maldito, maldito — resonaba la voz de Elric entre las llamas.
Percival balanceó su espada hacia las llamas, pero Elric esquivó el ataque, apuñalándolo con su espada envuelta en fuego en el estómago, haciéndolo retorcerse de dolor.
— ¡Hermano! — gritó el niño.
La masa de fuego volvió a fijar su objetivo en Trevor, acercándose lentamente. Cada paso que daba, una parte de su cuerpo se deshacía como arena en una ventisca.
— Maldición, si no fuera por ti — su voz se distorsionaba — podríamos haber...
La voz desapareció junto con su cuerpo entre las llamas.
— Muy buena bola de fuego has creado, chico — el Viejo Tom elogió, manteniendo sus ojos cerrados.
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La luz del héroe
ActionSinopsis: Trevor, el hijo menor de la familia Windsor, es reconocido por la gente como el "príncipe de la voz frágil". Debido a su débil condición física y a su voz aguda y melódica como la de una niña, es despreciado por sus hermanos y su padre; la...