01. Una nueva tú.

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Cuando quiere cumple su prometido. El papeleo ya llegó a la secundaria Saebom.

Saebom.. Saebom..

Tomé mi computadora y googleé. No estaba mal, para nada mal, y parecía que la mayoría era como yo, imbéciles, seguro me integraré rápido.

Bufé y caminé a la cocina para prepararme unos fideos instantáneos mientras encendía la televisión para poner un video de Twice, tal vez eso subiría mi ánimo.

Una vez listo el fideo, me senté sola en el sofá y comencé a comer con la música de fondo, luego pensé en que, nueva escuela, nueva vida.

Terminé el bowl de comida y corrí a mi habitación, tomé la mochila y la vacié, saqué todo lo que allí había y lo rompí, literalmente, lo destrocé.

Tomé una de mis nuevas mochilas que aún no había usado y nuevos útiles, todo lo que tenía de repuesto, para luego ser una nueva yo.

Se sentía bien.

Volví a la cocina y lavé los trastes, apagué la televisión y me dirigí al baño para ducharme y lavarme los dientes, quería por fin que ese día quedara en el pasado.

Apagué todas las luces y me acosté, sin siquiera quitarme la bata. Había sido un día exhaustivo y no tenía nada más que hacer despierta, era momento de dejar que el tiempo actúe.

No sabía qué pensar, no sabía si merecía todo lo que me había pasado o si había sido injusto, aunque creo que si yo hubiese sido víctima también hubiese querido vengarme, entonce no tenía a nadie más que culpar que a mí misma.

¿Sería diferente? Soñaba con que sí, me prometí que lo sería, tanto mis relaciones sociales como mis actitudes, tendría que buscar otra forma de expresar mi falta de amor propio.

Abrí los ojos y apagué la alarma. Había dormido con el cabello húmedo, lo cual me había hecho un desastre, pero lo supe solucionar en unos pocos minutos con aceite y alisador, corrí a la cocina donde mi tía había dejado el uniforme antes de irse y lo tomé.

Me vestí y, ciertamente, me quedaba estupendo, tomé las zapatillas más limpias que tenía y me las coloqué junto a unas medias blancas altas.

Me maquillé y consideraba que estaba lista para salir.

El instituto quedaba lejos pero en definitiva eran unos veinte minutos en coche, y mi chófer no tenía nada mejor que hacer.

¡Eso no fue un pensamiento distinto!

Sonreí al espejo y prometí de nuevo, ser diferente.

Salí del apartamento y bajé las escaleras corriendo, tres pisos no eran nada para mí.

En la puerta del edificio estaba él, con el precioso coche que me llevaría al instituto.

El camino era lindo, podía evaluar eso por ahora, aunque el falso optimismo que había estado formando las últimas quince horas habían sido pura fantasía, realmente me sentía como una mierda después de lo que había pasado en aquel baño. No quise recordarlo porque me daba un fuerte dolor en el pecho y se me cerraba la garganta.

—Señorita..— llamaba mi chófer.— señorita Min-hae.

—¡Sí!— dije sorprendida, luego aclaré mi garganta.— ¿Sí?

—Estamos aquí.— dijo él.

—¿Aquí donde? — Pregunté mirándolo.

Él parecía confundido, pero claramente no más que yo.— El instituto Saebom, señorita.

—¡Oh! ¡Sí!— dije agradeciendo, bajé del auto y lo saludé con la mano, sin querer voltear.

Pero tuve que hacerlo, y di la cara a una maravillosa institución que no había visto en persona hasta ese momento.

𝗣𝗥𝗢𝗠𝗜𝗦𝗘𝗦 𝗔𝗡𝗗 𝗗𝗘𝗕𝗧𝗦 - 𝗘𝗪𝗙𝗦𝗢𝗢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora