capítulo 25 : velada nocturna

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La voz misteriosa colgó abruptamente la llamada, dejando a Carlota temblando en la devastación de lo escuchado. En ese preciso momento, el mayordomo entró al salón, notando la angustia en el rostro de Carlota.

Al verla llorar, el mayordomo expresó con preocupación: -Señorita Carlota, ¿qué ha sucedido? ¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

Entre sollozos, Carlota le contó todo al mayordomo, desde las amenazas hasta las torturas psicológicas que había experimentado al escuchar el sufrimiento de su hermanastro. Le pidió suplicante: -Por favor, no le digas nada a Anartz. No quiero preocuparlo, por favor.

En ese momento, Anartz entró al salón, notando la tensión en el aire. Preguntó con curiosidad: -¿De qué habláis? ¿Qué está pasando?

El mayordomo, con mirada comprensiva hacia Carlota, respondió: Señor, la señorita Carlota está pasando por un momento difícil. Hablaremos de ello en privado.

Mientras tanto, Carlota, visiblemente preocupada, se volvió hacia Anartz y le confesó su angustia.

Anartz, decidido a aliviar la carga de Carlota, ideó una sorpresa. -Amor, ve a ducharte y arreglarte. Tengo una sorpresa para ti, le dijo con una sonrisa.

Mientras Carlota se dirigía a prepararse, Anartz se quedó a solas con Martín, el mayordomo. -Martín, necesito tu ayuda para recuperar el amor de Carlota y resolver esta situación. ¿Puedo contar contigo?

Martín asintió con determinación. -Por supuesto, señor Anartz. Haré todo lo posible para ayudarles.

Mientras Martín se sumergía en la preparación de la cena favorita de Carlota, Anartz se preparó para sorprender a Carlota con una velada romántica, con la esperanza de curar las heridas emocionales y restaurar la conexión perdida entre ellos.

Anartz, vestido elegantemente y con velas encendidas por los pasillos, esperaba ansiosamente a que Carlota saliera de la habitación. Mientras ella terminaba de arreglarse, él había preparado cuidadosamente la escena romántica, con la esperanza de restaurar la chispa entre ellos.

Cuando Carlota finalmente salió, quedó maravillada por la atmósfera romántica que Anartz había creado. Lo miró con sorpresa mientras él la abrazaba y le susurraba al oído: -Tenía que hacer algo especial para ti, mi amor.

Anartz la guió hacia la cocina, donde Martín había preparado la cena favorita de Carlota. Mientras disfrutaban de la deliciosa comida, la conexión entre ellos comenzó a recuperarse. Después de la cena, Martín le entregó a Carlota un pequeño regalo envuelto con elegancia y le dijo con una sonrisa: -Su cita le espera.

Con una mezcla de curiosidad y agradecimiento, Carlota miró el regalo con una sonrisa. La velada romántica había logrado cambiar el tono del día, proporcionando un respiro bienvenido en medio de la tormenta que los rodeaba.

Cuando terminaron de cenar, Anartz animó a Carlota a abrir el regalo con una sonrisa juguetona. Al desplegar el papel elegantemente envuelto, se reveló una pulsera y un collsr, ambos exquisitamente diseñados. Martín, con una sonrisa cómplice, comentó: -Espero que le guste.

Anartz, tomando el collar, le propuso a Carlota: -Quería que tuviéramos algo para recordarnos siempre el amor que compartimos. Carlota Se colocó la pulsera y le extendió el collar a anartz. -Este collar forma un corazón cuando se une. ¿Quieres que esta noche vuelva a dormir en el sofá, o prefieres que el hombre de casa comparta la noche contigo.

Carlota, con lágrimas de emoción en los ojos, aceptó la pulsera y le sonrió a Anartz. -No necesitas dormir en el sofá, Anartz Esta noche, quiero dormir contigo. La conexión perdida entre ellos se renovó, fortaleciendo su determinación para enfrentar juntos los desafíos que les deparaba el destino.

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