En el elegante restaurante de Lunaris, la luz tenue de las velas creaba un ambiente íntimo mientras Anartz y Carlota disfrutaban de una cena exquisita. Entre risas y miradas cómplices, la complicidad entre ellos parecía crecer con cada segundo.
Anartz, con una sonrisa pícara, tomó la mano de Carlota y dijo: Esta noche es especial, ¿verdad?
Carlota asintió, su mirada reflejando amor y confianza. Martín se lució con la sorpresa. No sé cómo agradecerle.
Anartz la miró fijamente y respondió: No hay necesidad de agradecimientos. Solo quiero que disfrutes de cada momento.
Durante la cena, compartieron risas y conversaciones, sumergiéndose en su propio mundo. Después de los postres, Martín se acercó discretamente y entregó una bolsa a Carlota.
Un pequeño regalo adicional para la dama, dijo con una sonrisa.
Carlota abrió la bolsa y encontró una caja elegante. Al abrirla, reveló una lencería exquisita. Anartz, al notar la sorpresa en su rostro, comentó con una sonrisa: Solo para mis ojos, como prometiste.
Carlota, juguetonamente, le guiñó un ojo y susurró: Eso será después de la cena, amor.
Martín, discretamente, se retiró permitiéndoles disfrutar de su velada.
Anartz, con una mirada traviesa, respondió: "Será un excelente postre, cariño. Pero antes, quiero que sepas que cada momento contigo es especial. Me haces sentir afortunado."
Carlota, con una sonrisa juguetona, le dijo: "Eso espero, porque esta noche promete ser inolvidable."
Anartz, acariciando suavemente su mano, agregó: "Cada momento contigo es como un regalo. Y hablando de regalos, ¿qué opinas de la sorpresa que te espera en casa?"
Carlota, intrigada, preguntó: "¿Otra sorpresa? Estoy emocionada. ¿Puedes darme una pista?"
Anartz, misterioso, respondió: Anartz, con un destello misterioso en sus ojos, susurró: La noche es testigo de muchos secretos, amor. Quién sabe qué sorpresas nos depara después de esta cena.
Anartz, galantemente, abrió la puerta del coche para Carlota, invitándola con una sonrisa. Mientras se acomodaban en el lujoso descapotable, el susurro de la noche acompañaba la promesa de momentos especiales. Continúa el capítulo desde aquí.
Con el suave rugido del motor del BMW y la brisa nocturna acariciándoles, Anartz condujo hacia Lunaris fuera de la ciudad.
Con una risa juguetona, Carlota propuso: Vamos al lugar donde nos conocimos amor. La complicidad entre ellos creció mientras se dirigían al mirador, sumergiéndose en la intimidad de la noche.
En el mirador, bajo la luz de la luna, Carlota, con un brillo travieso en los ojos, sugirió: -Anartz, quiero que veas algo especial solo para ti .Mientras la lencería picante realzaba el cuerpo de carlota.
Anartz, entre risas, le respondió: -Carlota, eres la dueña de las noches más inolvidables. Pero prepárate para ver la sorpresa que hay en casa
Carlota, riendo, le respondió: Tienes razón, cariño. Soy yo quien debe taparse." Ambos compartieron risas cómplices antes de dirigirse hacia la mansión, donde una nueva sorpresa aguardaba a Carlota.
Anartz, contagiado por la risa y la picardía de Carlota, le respondió juguetón: Creo que ambas opciones son tentadoras, pero subamos a la habitación. Quiero disfrutar de esa lencería y de la botella de Martín contigo. Subieron a la habitación,
Anartz, mientras disfrutaban del ambiente íntimo, le susurró a Carlota: Esta lencería te sienta increíble, cariño. Pero no solo quiero verla, quiero desearla para siempre.
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SOMBRA DE AMOR
FantasyNO ADAPTAR: NI HACER PLAGIO: DE LA HISTORIA En la oscura y mística aldea de Lunaris, donde la luna llena tenía un significado especial, vivía un joven llamado Anartz. Este chico, aparentemente común durante el día, ocultaba un secreto: al caer la no...