En la penumbra del bosque encantado, Anartz y Carlota se encontraban en un momento de conexión profunda. La rosa mágica brillaba con una luz especial mientras la luna llena iluminaba su entorno. Los dos se miraron intensamente, sintiendo la dualidad de sus destinos entrelazándose con la promesa de un beso bajo el resplandor lunar que podría romper la maldición que pesaba sobre Anartz.
Cuando sus labios se encontraron en un beso apasionado, la rosa mágica se transformó de repente, adquiriendo un resplandor dorado. La luz dorada envolvía a la pareja, extendiéndose por el bosque encantado. Un susurro mágico llenó el aire, y en ese instante apareció el mago sin nombre, con su figura imponente.
El mago sin nombre sonrió mientras la luz dorada continuaba su danza a su alrededor. "La maldición ha llegado a su fin", anunció con solemnidad. "El poder del amor verdadero ha quebrantado el hechizo que ataba a Anartz." Su voz resonaba como un eco mágico en la penumbra del bosque.
Anartz y Carlota, aún envueltos en la luz dorada, asimilaban la noticia con asombro y alegría. El mago sin nombre continuó: "Ahora, sois libres de vivir vuestras vidas como deseéis. Salid de casa durante el día, disfrutad de vuestras pasiones, ya no hay barreras para vuestro amor."
La pareja, con ojos brillantes y corazones llenos de gratitud, se miraron el uno al otro. La carga que llevaban había desaparecido, y un nuevo capítulo se abría ante ellos. El mago sin nombre, con una inclinación respetuosa, desapareció en la bruma mágica del bosque encantado.
Bajo la luz de la luna llena, Anartz y Carlota salieron juntos del bosque, listos para explorar un mundo sin limitaciones. La aldea de Lunaris, ahora liberada de la sombra de la maldición, celebraría la historia de amor que había transformado sus vidas.
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SOMBRA DE AMOR
FantasyNO ADAPTAR: NI HACER PLAGIO: DE LA HISTORIA En la oscura y mística aldea de Lunaris, donde la luna llena tenía un significado especial, vivía un joven llamado Anartz. Este chico, aparentemente común durante el día, ocultaba un secreto: al caer la no...