capítulo 24 : Silencios Rotos

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Con determinación, Carlota tomó su teléfono y escribió al número desconocido. -¿Cómo tienes las joyas de mi hermanastro? Quiero respuestas.

Mientras enviaba el mensaje, una mezcla de nerviosismo y valentía llenó la habitación. La respuesta llegó rápidamente: -No subestimes mi poder. Las joyas son solo un recordatorio de lo vulnerables que son. Si no cumples, enviaré algo mucho más macabro de lo que puedas imaginar.

El ominoso mensaje resonó en la habitación, dejando a Anartz y Carlota sumidos en una inquietante incertidumbre. La atmósfera se cargó de un misterioso suspense mientras contemplaban las palabras amenazadoras en la pantalla.

Anartz, con la furia controlada en sus ojos, miró a Carlota y dijo con solemnidad: -Esto va más allá de lo que imaginábamos, cariño. Necesitamos descubrir quién está detrás de todo esto antes de que las sombras se apoderen por completo.

Con Anartz ausente para atender un recado urgente, Carlota se encontró sola en la inquietante encrucijada. Sintiendo la urgencia de resolver la situación, decidió tomar el control de la situación. Marcó el número desconocido, preparándose para la peligrosa negociación.

La voz del otro lado sonó fría y amenazante. -Vaya vaya... porfin te atreves a llamarme Carlota, veo que finalmente decides enfrentar la realidad. Pero te advierto, lo que quiero va más allá del dinero.

La voz misteriosa resonó con malevolencia en el teléfono mientras Carlota intentaba negociar, ajena a la cruel realidad. -Carlota, no deberías subestimar las consecuencias de tus acciones. Para que comprendas la gravedad, permíteme mostrarte algo.

De repente, el sonido de gemidos de dolor y súplicas llenó el auricular, mientras una voz, que Carlota reconoció como la de su hermanastro, clamaba por ayuda. La desesperación apretó el corazón de Carlota al escuchar el sufrimiento de su ser querido.

No, por favor, detén esto, imploraba su hermanastro entre sollozos.

La voz misteriosa continuó su tortura psicológica: -Carlota, cada decisión tiene consecuencias. Si no cumples mis demandas, su sufrimiento será solo el comienzo.

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