capitulo 38 Revelaciones Inesperadas

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En una fría mañana nublada, las viejas brujas se levantaron con un presentimiento inquietante en el aire. Decidieron consultar su libro mágico en busca de respuestas y preguntaron: ¿Quién es la más hermosa del vecindario? El libro respondió con una revelación inesperada: La chica que vive en la última casa. Intrigadas por esta respuesta, las brujas se prepararon para explorar los misterios que les aguardaban en la última morada del vecindario.

Con paso decidido, las brujas se encaminaron hacia la última casa del vecindario, siguiendo el sendero que serpenteaba entre las sombrías callejuelas. A medida que se acercaban, una sensación de anticipación y nerviosismo se apoderaba de ellas, como si estuvieran a punto de desvelar un secreto ancestral guardado celosamente por las sombras.

A diferencia de las otras casas del vecindario, la morada de Jaime y Carlota destacaba por su modernidad y sofisticación. Gracias al próspero negocio de Jaime, habían logrado construir una de las viviendas más nuevas y lujosas de la zona, lo que despertaba la curiosidad de las brujas sobre qué secretos ocultos podrían esconderse detrás de sus elegantes fachadas y amplios salones.

Las brujas, disfrazadas de paisanas, tocaron la puerta con un golpe discreto. Carlota, cautelosa, abrió la puerta y las recibió con cortesía pero manteniendo cierta distancia. Las brujas, con su astucia habitual, intentaron sondear a Carlota sobre su belleza, pero ella respondió con evasivas, sin revelar demasiado sobre sí misma. Aunque las brujas querían compartir sus conocimientos sobre el vecindario, Carlota se mantuvo reservada y no les permitió entrar en su casa. En cambio, prefirió mantener la conversación en el umbral, manteniendo su identidad y sus secretos a salvo de las miradas indiscretas de las brujas.

Bruja 1: Buenos días, joven señorita. Somos vecinas del barrio y nos preguntábamos si podríamos charlar un momento contigo.

Carlota: Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlas?

Bruja 2: Oh, nada en particular, solo nos gusta conocer a nuestros vecinos y compartir historias del vecindario.

Carlota: Entiendo. ¿Tienen algún interés particular en el vecindario?

Bruja 1: Bueno, digamos que tenemos cierta... curiosidad por las personas que viven aquí. ¿Eres tú la señorita de la última casa del vecindario?

Carlota: Sí, soy Carlota, pero no estoy segura de entender a qué se refieren.

Bruja 2: Oh, es solo que hemos oído cosas interesantes sobre la última casa. ¿Quizás podríamos charlar dentro de tu encantadora morada?

Carlota: Lo siento, pero ahora mismo no es un buen momento. Tengo cosas que hacer. ¿Puedo ayudarlas con algo más?

Bruja 1: Oh, qué lástima. Pero bueno, si alguna vez necesitas una mano amiga, no dudes en llamarnos. Nosotras estamos... cerca.

Carlota: Lo tendré en cuenta. Gracias y que tengan un buen día.

Las brujas, un tanto decepcionadas por no haber conseguido entrar en la casa, se despidieron de Carlota con una sonrisa forzada y se alejaron, dejando tras de sí un aura de misterio y sospecha.

Unas horas más tarde

Marco: (Con una sonrisa presumida) Hola, Carlota. ¿Está Jaime por aquí? Tenemos algunos asuntos de negocios que discutir.

Carlota: (Mirando distraídamente su teléfono) Oh, hola, Marco. Sí, Jaime está en el salón. Pasa.

Marco: (Entrando en la casa con una sonrisa de confianza) Gracias, Carlota. ¿Qué tal estás? Te ves espectacular como siempre.

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