Lo cierto es que la cobardía se arraiga en los Omegas como la maleza indeseada que persiste en entornos adversos para florecer. Este comportamiento se convierte en un rasgo distintivo de su naturaleza, urdiendo escenarios perjudiciales y refugiándose detrás de una apariencia atractiva o expresiones hermosas que induzcan a los demás a confiar en ellos. Entonces, sí, es debido a esta tendencia que, cuando Effie tocó a su puerta para notificarle acerca del desayuno, él optó por ocultarse entre las sábanas, aferrándose a la esperanza de que la mujer abandonara rápidamente su esfera personal.
No quería estar ahí cuando Katniss se enterara. Llevaba horas despierto pero no tuvo el mínimo valor para juntarse a desayunar con los demás y, en cambio, se mantuvo escondido bajo las sábanas hundido miserablemente en su nido, aguardando con la esperanza de que Haymitch demostrara una valentía superior y le revelara a la alfa la decisión que había tomado. Aunque pensándolo bien, no debería preocuparle; la chica no causaría ningún problema, ya que siempre se esforzó por mantener a Peeta alejado en la medida de lo posible.
Una corriente de aire se filtró sigilosamente bajo las sábanas, desencadenando escalofríos que lo llevaron a contorsionarse por la incomodidad. Experimentando la urgencia de evadir el viento helado, decidió envolverse con las mantas para tomar el cuchillo similar al que Katniss utilizó en los primeros días de la travesía, el que se llevó a su nido a espaldas de Haymitch. Era tan brillante. Estaba jugando con la luz del reflejo cuando le mostró un pequeño espacio que al verlo lo ayudó a encontrar un hueco debajo de la cama. Sin pensarlo, Peeta se escabulló ahí, interesado en el calor que estaba sintiendo.
Permaneció allí, fingiendo estar interesado en las telas que casualmente caían alrededor y no en los chillidos de su Omega tratando de convencerlo de formar una alianza con Katniss. Sabía que no funcionaría, sería horrible para ella afrontar la compleja tarea de discernir entre el deber y la amistad. Es consciente de la significativa relevancia de ambos elementos en la vida de Katniss. Al resonar el cañón, cualquier indicio de camaradería debería desvanecerse; en algún momento tendrían que traicionarse. La amistad le traerá desolación a Katniss si él fallece, y el deber simplemente haría que se mantuviera vivo como una pesada carga. Por esta razón, él consideró que estaba tomando la decisión más acertada; al enfrentar su eventual muerte, no habrá quien lamente su pérdida.
Alguien tocó la puerta después de Effie, sin anunciarse, antes de entrar de todos modos, sin preguntar. Por su ausencia total en el desayuno, se privó de información crucial que podría haber utilizado para su preparación psicológica ante lo que se avecinaba. Se deslizó con destreza debajo de la cama emulando el movimiento de una oruga, con la intención de asomar la cabeza y descubrir quién había sido el responsable de interrumpir sus reflexiones. Descubriendo al responsable.
Un hombre de cabellos bañados en oro, a quien solo puedes contemplar una vez en la vida; posee una presencia imponente que incluso el sol parece temer en no iluminar, su mentor, Haymitch. El Omega miró cómo el hombre buscó en el baño a una persona, saliendo con un semblante derrotado al no encontrar su cometido. Se acercó a la cama con intenciones de levantar las sábanas y buscar, pero en su lugar acabó por destruir… su nido. El que tanto le había costado construir.
Segundos fueron los necesarios antes de tener a Peeta erizado y furioso a morir.
—Si no te quitas de ahí, te cortaré, Haymitch, no estoy bromeando— En ese preciso instante, el hombre cobró conciencia de lo que estaba haciendo y de la marcada territorialidad que los Omegas exhibían en relación con su nido, mostrando una rápida predisposición a defenderlo.
Retrocedió automáticamente mientras el menor salía de su escondite para notar mejor el daño, bastante emocional ante la intromisión. Esta percepción de instintos debió indicarle al alfa que no expresara sorpresa alguna cuando percibió el leve roce del cuchillo de mantequilla en su tobillo. Peeta, lejos de tener intenciones de causar daño, parecía más inclinado a la melancolía, como si estuviera al borde de las lágrimas al contemplar la posible destrucción de su obra.
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Travesía De Un Corazón Omega: Omega En La Revuelta
Science FictionPeeta Mellark, un omega valiente, se adentra en los despiadados Juegos del Hambre número 74° convencido de que su destino es la muerte. Sin embargo, su determinación de morir da un giro inesperado cuando la presencia y la fuerza de Katniss Everdeen...