Las pulsaciones apuñalaban su pecho y estrujaban su corazón, un sufrimiento que lo asfixiaba con lentitud y lo abrazaba con adrenalina, esperando mantenerlo en pie para torturarlo. La realidad se redujo a nada, con él sin derecho a intervenir en el curso de su vida ni en los eventos que lo rodeaban. Cada latido le recordaba la magnitud de su vulnerabilidad, cada suspiro era una lucha contra el peso de la desesperación. En su oído se hallaba un sonido que le impedía mantener la concentración en sus compañeros de alianza.
Apretó los puños al correr y la sangre escurrió de sus palmas, donde sus heridas se habían vuelto a abrir. Le dijo a su cerebro que luchara, resistiendo el impulso de sus piernas de doblarse y caer al suelo a suplicar clemencia por Katniss. Pero en ese momento, sus articulaciones se quedaron paralizadas, como si una fuerza invisible las hubiera retenido. Asustado por su propia incapacidad para mover un solo músculo para salvar a su Alfa, y alentado por su culpa.
Alzó la vista encontrándose con los grandes ojos de la Alfa a la distancia, observándolos fijamente. Orbes sin piedad le devolvieron la mirada, fríos y llenos de determinación. Peeta sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pues la decepción y la consideración se sentían más como un análisis que como dolor, y de repente se halló sintiéndose como si él fuera la siguiente presa. El miedo y la intriga recorrieron su cuerpo como un cosquilleo por eso.
Recordó cada promesa, cada juramento hecho a Katniss, aunque la Alfa los ignorara o jamás supiera de todos ellos. ¿Qué había dicho? ¿Que la ayudaría hasta que pudiera? ¿Que se quitaría del camino cuando fuera necesario? Qué bien había funcionado eso, habiendo traído el peligro hacia ella. La desesperación lo sofocaba, mientras su mente clamaba por un milagro, una chispa de valentía que lo liberara de su parálisis. Sus manos podían sentir una calidez surcando su piel, con la sangre goteando sobre el suelo como testimonio de su conflicto interno, y el ardor que el sudor y la sangre mezclados le dieron lo trajo de vuelta al mundo real.
Finalmente, con un esfuerzo titánico, logró liberar un grito tan ahogado que se volvió imperceptible para los miembros de la alianza. Fue extraño: en un momento se sintió tan agobiado que el ardor en sus pulmones le advirtió que estaba entrando en pánico, y al otro se sintió como tomar una gran bocanada de aire después de un día difícil en la panadería, a sabiendas de que le esperaba una buena noche de descanso. Fue discordante, acababan de atrapar a su Alfa y él simplemente... ¿se sintió más tranquilo?
A su lado, Marvel se mantenía en una postura alerta, con las manos sujetando un arma que amenazaba con disparar en cualquier momento hacia Katniss. Sin embargo, en lugar de apuntarle, la giraba con lentitud, como si estuviera esperando una señal de Clove para atacar. Al principio, Peeta pensó que el beta seguía órdenes de la Alfa, pero a medida que sus ojos se encontraban con los de Marvel, se dio cuenta de que la mirada del joven no estaba dirigida hacia Clove, sino en dirección a él.
De repente, el aire se agrió un poco y el peligro se sintió en el ambiente, dejándolo no más que confundido. Al voltear arriba, tontamente su cerebro le dijo: "cierto, Katniss huele a bosque", y todo tuvo más sentido. El área nunca había sido más conveniente para una alfa, y ahora sabía por qué era difícil de detectar. Entonces ella, hace un momento, quizás era la responsable de calmarlo incluso si no era consciente de ello.
De pronto recordó que de quien estaba pensando era Marvel, y volvió a mirarlo. El Beta siempre había sido un enigma para Peeta, y a pesar de estar físicamente cerca, parecía inalcanzable, envuelto en un aura de misterio y desconfianza. No es que no supiera que planificaba sus estrategias en secreto, sin revelar sus verdaderas intenciones a nadie, a menos que le conviniera; esa charla la última vez seguro que no era sólo para pasar el rato. Su habilidad para manipular situaciones y personas le ganaba tanto temor como respeto, y aun así no parecía importarle si Peeta ignoraba o si veía sus acciones.
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Travesía De Un Corazón Omega: Omega En La Revuelta
Ciencia FicciónPeeta Mellark, un omega valiente, se adentra en los despiadados Juegos del Hambre número 74° convencido de que su destino es la muerte. Sin embargo, su determinación de morir da un giro inesperado cuando la presencia y la fuerza de Katniss Everdeen...