La expresión de Portia resultó ser un recipiente vacío, sin el más mínimo indicio de información. La hora de la verdad llegó horas más tarde cuando le entregaron una malla negra que no conllevaba ningún peso sobre su cuerpo y se pegaba como una segunda piel; era brillante, tanto que en un día soleado reflejaría los rayos del sol como un espejo, más importante aún, cubría cada porción de su cuerpo. El material era desconocido para él, aunque cualquier tipo de tela le era indiferente. Había detalles en la vestimenta que simulaban piedras oscuras, incómodas al mover los brazos debido al bulto, aunque confiaba en que el diseño sorprendería a las masas. Para acentuar la desagradable indumentaria, había una cremallera en la parte superior que llegaba hasta el cuello, dificultando la respiración.
En su aspecto, realmente apreció la inclusión de hombreras que destacaban los músculos que había desarrollado con los años en la panadería. Era todo lo opuesto a lo que un Omega del Capitolio elegiría, ya que estos se esfuerzan por mantener un porte refinado, algo que él considera grotesco. Una acción, por supuesto, que posiblemente traería consecuencias; no conseguiría muchos patrocinadores al estar fuera del estándar establecido en el Capitolio. Sin embargo, Portia y Cinna sabían lo que hacían; confiaba en ellos cuando se trataba de moda. Parecía que ambos estilistas estaban dispuestos a desafiar la normalidad, pues no eran los típicos estilistas que verías en el Capitolio.
—… Confío mucho en el trabajo de Cinna y mío, estarás bien— tranquilizó segura. Pero, había cierto grado de duda al inicio, lo que le provocó desconfianza en sus palabras.
“Estarás bien”, dijo. Espeluznante.
Se suponía que usarían una capa que sería encendida para hacerlos destacar. El trapo ondeando no le causaba dudas en sí; era el fuego, un elemento impredecible que con el mínimo contacto podía propagarse; tenía entendido que el cabello era fácil de prenderse.
—Sólo las pondremos en la capa— se quejó ella—, yo quería ponértelo en el pelo—. Le aterrorizaban las ideas de Portia. ¿Habría alguna manera de cambiar de estilista? ¿Se lo permitirían acaso?
—Si hicieras eso, parecería un cerillo, Portia. Imagina qué dirían— Respondió para quitarle la idea; quizás la mujer cambiaba de opinión y lo hacía.
—Que eres un cerillo muy bonito— Le contradijo.
No le veía necesidad; con una chispa, serían la sensación sin involucrar la cabellera del Omega.
La mujer ocultaba un tono que cruzaba una delgada línea entre la verdad y la broma, el cual no siempre podía descifrar. La beta es difícil de leer, y la verdad le agrada.
Cuando ella comenzó a molestarlo y dejó notar deliberadamente que era broma, pudo seguirla, sabiendo ahora que su sentido del humor era resistente al descaro y la burla.
Ella lo provocó con algunos comentarios un poco subidos de tono; sin embargo, él sabía que todo era para mantenerlo en calma y olvidar por completo las ideas negativas. Él le sigue el juego para estar en sintonía y pasar un buen rato juntos, ya que son de los últimos momentos en los que podrá reír de verdad, sin ocultar nada. Inevitablemente, Portia introdujo el tema de las parejas, pero él se negó a dar nombres o cualquier indicio de a quién se refería, dispuesto a conservar algunos aspectos de su vida en el pasado y en completo silencio, donde el Capitolio no pudiera intervenir.
—¡Oh, sé quién te gusta! — Exclamó ella, como si de repente algo hubiera encajado en todas las conjeturas que hubiera ideado, entre risas y apenas logrando que la voz sea entendible. Agradecido estaba de las excentricidades del lugar o habrían llamado demasiado la atención —Pícaro, no te imaginaba de esos— Volvió a decir con una sonrisa demasiado grande, pinchándole las costillas entre risas, como una adolescente divertida —. Apuesto a que te gusta… ¡Effie!
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Travesía De Un Corazón Omega: Omega En La Revuelta
SciencefictionPeeta Mellark, un omega valiente, se adentra en los despiadados Juegos del Hambre número 74° convencido de que su destino es la muerte. Sin embargo, su determinación de morir da un giro inesperado cuando la presencia y la fuerza de Katniss Everdeen...