Holly I

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● Vecina

El silencio reina en mi apartamento, mientras mi atención está solo en mi computadora, tratando de inspirarme para una nueva canción que me han estado exigiendo en las últimas tres semanas. 

La frustración e impaciencia me invaden cuando no tengo nada, mi mente está en blanco negándose a colaborar. Paso mis manos por mi cara, soltando un suspiro pesado y lleno de cansancio, necesito descansar. 

Tal vez así la inspiración vuelva a mí.

Y cuando no tengo nada, me doy por vencido, cerrando mi computadora y retirándome los audífonos, en busca de cierto animal peludo. 

Observo el reloj y me doy cuenta de que es excelente hora para dar un paseo con mi amigo peludo, por lo cual me encamino a llamarlo.

—¿Holly? —Me levanto de la silla, buscando con la mirada al canino.—Holly, es hora de tu paseo, vamos.

No obtengo respuesta alguna del cachorro, dejándome en un silencio completo. 

—Holly.

De nuevo no obtengo respuesta, observo el tazón de comida al lado de la cocina, está lleno, Holly ni siquiera tocó su comida.

—¿Se habrá escapado? —Pregunto al aire, mientras sigo buscando. 

Cuando no lo encuentro en el departamento, decido salir a buscarlo y a punto de abrir la puerta, escucho una risa característicamente molesta.

Mi molesta vecina.

Ruedo los ojos con cansancio, abro la puerta encontrándomela en el pasillo... 

¡Junto a mi Holly! 

Observo como Holly juega con ella, brincando tratando de alcanzar los hilos colgados de las muñecas de aquella mujer. 

Con un rastro de irritación y un poco molesto, decido intervenir en su "diversión".

—¿Qué crees que estás haciendo con mi perro?—Le digo, entre aliviado y molesto.

—¿Es de usted? —Inquiere como si no supiera. Su pregunta me irrita más.

—Por supuesto que es mío. ¿Acaso no ves el collar con su nombre y mi dirección? Además, llevamos viviendo en el mismo edificio desde hace meses, ¿cómo no te has dado cuenta? —Ante mis palabras, ella eleva una ceja con diversión. —¿Te querías robar a mi perro? ¿O qué?

Ella se encoge de hombros de manera indiferente, como si no le importara mi molestia.

—¿Qué dice?, el vino a mí, no es mi culpa que ya no lo quiera por amargado.—La escucho decir con una sonrisa en su rostro dejándome sin palabras. 

Fruncí el ceño, irritado por su comentario.

Sabía que tenía una fama de amargado en el edificio, pero no es mi culpa querer paz mientras me inspiro y que la mayoría de mis vecinos sean unos escandalosos. Llevándome a quejar muchas veces en las juntas de vecinos.

En especial de ella, quien a media noche se levanta a hacer escándalo en su cocina, la cual solo una pared separa de mi habitación, logrando que el escándalo no me deje dormir.

Mi paciencia empieza agotarse y respiro profundo antes de responder.

—El problema es que es mi perro y me preocupa cuando desaparece así de repente. Además, no tienes derecho a llevártelo sin consultar primero.

Ella se encoge de hombros de nuevo como si mi argumento no tuviera importancia.

—Solo estamos jugando.—Vuelve hablar obvia, teniendo toda su atención en mi Holly. —Solo quería distraerme un poco. Su perro es más divertido que usted, de todas formas.

Holly || MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora