Holly XIII

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● Visitas del Pasado.

《—La música no te llevará a nada.

Serás un mediocre.

¿Por qué no eres como tu hermano?

Solo pierdes tu tiempo, ¡jamás serás alguien en la vida!

Deberías estudiar, no perder tu tiempo en esas idioteces.

El amor al arte no te dará de comer.

¡No se vive de sueños estúpidos, YoonGi!

Cuando estés jodido, ni se te ocurra volver a esta casa. Desde ahora, ¡ya no eres un Min!》-

Aquellas frases me llenan la cabeza de golpe. Logrando que mi cabeza recuerde aquellas noches en donde me sentía como la mierda, los días oscuros que pasé después de que me corrieran de casa, las veces que tuve que dormir para que el hambre se perdieran entre mis sueños. Las carencias con las que tuve que vivir por años.

Gracias a esas personas que ahora están sonriéndome como si fuéramos la familia perfecta, como si nunca me hubieran echado de su familia.

Como si nunca me hubieran dicho que era su deshonra.

Como si nada hubiera pasado, cuando en verdad me dieron la espalda, me dejaron caer solo.

Mi garganta se vuelve seca y en ella destaca un sabor amargo gracias a mis recuerdos.

Mis hombros se mantienen tensos junto a mi mandíbula, mis manos se contraen en un perfecto puño y siento la furia recorrer mi cuerpo. Mi frecuencia cardiaca comienza a subir, logrando que sienta el impacto de mi corazón sobre mi pecho y el latido en mis oídos.

Durante años luché para que ellos quedaran en el olvido, me concentré en mi trabajo solo para no pensar en el dolor del pasado, en la familia que me hundió en un vacío oscuro.

Al tenerlos enfrente me doy cuenta de que los años no pasan en vano. La cabeza del señor Min ya estaba cubierta por canas, y en su rostro se marcaban con generosidad algunas arrugas, principalmente en la frente y alrededor de sus ojos. Una barba blanca junto a un bigote cubrían casi la mitad de sus mejillas. Su mirada se ve cansada con un toque nostálgico, pero manteniendo aquel rostro serio y demandante de siempre.

Por otro lado, la señora Min se ve más conservada, con su melena café bien dotada, con ligeras arrugas debajo de ambos ojos. Nuestros ojos se encontraron de forma suave, la alegría y el alivio traspasan sus orbes cafés de una forma que jamás imaginé ver en aquellos ojos, que un día me mostraron desprecio.

—Oh, mi YoonGi.—La mujer mayor me estrechó entre sus brazos, rodeando mis hombros y dejando descansar su barbilla en mi hombro derecho. Su voz salió entre rota y susurrante, con una emoción reprimida, una mezcla de amor, nostalgia y arrepentimiento.

No sabía que hacer, era nuevo recibir un abrazo por parte de la mujer que me echo de su casa, que nunca me apoyo en mis sueños, que siempre me recrimino en la cara que no era como mi hermano.

—Perdoname, perdoname por no estar en tu vida todos estos años, perdoname por no ser una buena madre.—Tan pronto escuche su voz rota y sus lágrimas empapar mi pijama, rodee su delgada espalda, dejando que se consolara sobre mi hombro.

Mi mirada recayó en mi padre, el hombre serio y duro que siempre fue, en ese momento ya no existía, su mirada se tornó suave al ver a mi madre llorar en mis brazos. Y una mueca triste se formó en sus rasgos varoniles y por primera vez, observé como unas cuantas lágrimas rodaban por sus mejillas, desapareciendo entre su bigote.

Holly || MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora