Holly II

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● Galletas para perro.

3:09 AM

De nuevo.

De nuevo esos malditos ruidos.

De nuevo escucho como los utensilios de cocina son utilizados por la loca de mi vecina.

Contengo un gran gruñido de enojo, mi almohada es estampada contra mi cara para poder amortiguar el grito de frustración que doy.

Giro en mi cama buscando una posición cómoda mientras cubro mis oídos con la almohada, necesito dormir, pero ¿cómo hacerlo? ¿¡Cómo hacerlo cuando tengo a mi maldita vecina cocinando a las malditas tres de la mañana!?

Arrastro mis pies cansados hasta el sofá en la sala y me envuelvo en una manta para intentar conciliar el sueño. Sin embargo, los ruidos persistentes de la cocina vecina aún me persiguen retumbando en mis oídos y grabándose en mi cabeza. El sonido de cacerolas golpeado, sartenes chisporroteando y cuchillos chocando resanan en mi cabeza.

《¿Qué clase de persona cocina a estas horas de la madrugada?》 - Me pregunto mientras cierro los ojos con fuerza, tratando en vano de bloquear el ruido.

Mi mente se llena de pensamientos de venganza. Quiero gritarle a mi vecina, golpear su puerta y exigirle que deje de cocinar y provocarme un maldito dolor de cabeza a estas horas, donde se supone que debería de estar durmiendo plácidamente. Pero sé que solo empeoraría las cosas, solo alimentaria su comportamiento excéntrico y perturbador.

Entonces, en lugar de eso respiro profundamente y trató de calmar mi mente.

《Ring, ring, ring》

Mis ojos se abren con pesadez, e incluso duelen cuando los abro. La luz solar se filtra por las cortinas que cubren el ventanal de la terraza.

Un poco confundido me levanto del sillón, dando un bostezo largo y estirando mi cuerpo con pesadez y somnolencia. El timbre de nuevo suena, haciendo que Holly ladre de forma animada, rasguñado un poco la puerta.

Camino con lentitud a la puerta, sintiendo mi cuerpo pesado por el sueño y cansancio que tengo, además de que me duele la espalda por dormir en el incómodo sillón.

Entre mis pasos, Holly pasa corriendo con ánimos, casi brincando ante el timbre de la puerta, por lo cual lo tomo en mis brazos, acunándolo para que no se escape de nuevo.

Al abrir la puerta me topo con Jungkook, hijo de una de las vecinas y dueña del edificio junto a su esposo, quien en veces se encarga de la recepción del edificio como trabajo de medio tiempo.

—¿Qué quieres, niño?— Mi voz sale ronca, más de lo normal.

El mocoso me muestra una sonrisa amigable, enseñando sus dientes de conejo.—Buenos días para ti también, hyung.— La ironía está imprenta en su voz, lo cual me hace rodar los ojos.

Este niño no tiene respeto por sus mayores.

—¿Qué haces aquí tan temprano? — Inquiero, soltando un bostezo largo y revolviendo mi cabello por costumbre.

—¿Temprano?, hyung, son las once de la mañana.

Mis ojos se abren más de lo usual, dirigiendo mi vista de inmediato al reloj colgado en mi pared, es verdad, faltan ocho minutos para que oficialmente sean las once.

《Mierda, con razón Holly está tan inquieto, no lo lleve a pasear en la mañana.》-

Escucho una risita, volteo de inmediato solo para ver como la lengua de Holly lame la mano del mocoso.

—¿Qué necesitas?— Pregunto, esta vez con más suavidad.

—Entregarle esto...—De su bolsa saca un contenedor, con lo que parecen ser galletas.— YeonJi-Noona, me pidió que se las diera personalmente.

Holly || MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora