Capítulo 25

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A la mañana siguiente, el doctor junto con un enfermero, quien traía el desayuno de Edmund tocaron la puerta, pero al no recibir respuesta, decidieron entrar.

La habitación estaba silenciosa, los rayos mañaneros entraban cálidamente por la ventana y daba una sensación reconfortante.

El doctor dirigió su mirada a la cama y sonrió con ternura. Dos cuerpos se encontraban profundamente dormidos sobre ella. Caspian y Edmund, aun abrazados, dormían tranquilamente.

El doctor se giró y vio al enfermero igual de enternecido viendo la linda escena y con una seña ordenó que dejara la bandeja con comida sobre la mesa.

El enfermero obedeció y salió de la habitación con una sonrisa.

El doctor miró a la pareja dormida y pudo ver el gran amor que se tenían. También notó como la habitación estaba inundada por los aromas de Caspian y Edmund, los cuales se mezclaron lenta y armoniosamente durante la noche; creando una pequeña burbuja y convirtiendo esa habitación en un pequeño espacio solo de ellos dos.

En silencio revisó que todo estuviera en orden y salió de la habitación.

10 minutos después, Edmund abrió los ojos y se encontró en los brazos de Caspian, quien aún estaba dormido.

Edmund contempló varios minutos al alfa, hasta que poco a poco Caspian también se despertó.

- Buenos días dormilón – lo saludó Edmund, de la misma forma que el castaño lo hacía.

- Buenos días cariño – Caspian soltó una sonrisa aun somnolienta y se levantó de la cama.

Se estiró y volteó a ver al omega, quien lo veía desde la cama sonriendo.

Caspian se acercó, pero Edmund lo detuvo.

- No, Caspian – Edmund se tapó la boca – traigo mal aliento.

Caspian sonrió divertido.

- Yo también, ¿te da asco? – Edmund negó rápidamente.

- ¡No! No me da asco tu aliento – pero se volvió a tapar su boca – pero tal vez a ti si te da.

Caspian negó con una sonrisa y le dio un casto beso a Edmund. El azabache se sintió desfallecer ante el aquel beso, que no se dio cuenta cuando Caspian se alejó; pues él seguía con los ojos cerrados.

Caspian lo miraba con una sonrisa y Edmund se sonrojó.

El alfa entró al pequeño baño que estaba en la habitación y cuando salió, lo hizo con la cara limpia y el cabello un poco arreglado.

- Yo también quiero hacer eso – el omega miraba todo sentado desde la cama – pero mis piernas aun no soportan mi peso.

- Estás muy débil aun – Caspian abrió la maleta y sacó una playera limpia.

Frente a Edmund, Caspian se quitó la playera dejando ver su dorso. Edmund lo observó detenidamente. A pesar de que Caspian esta más delgado, su cuerpo atlético aún seguía ahí. El omega observó la ancha espalda del alfa y sintió su cara hervir.

- ¿Te gusta la vista? – Caspian sabía que Edmund lo estaba mirando con la boca abierta.

Edmund apartó su vista rápidamente y se sonrojó tanto como un tomate.

Caspian se puso la playera café oscuro y abrió la maleta que la Sra. Pevensie había llevado para Edmund y sacó un cepillo de dientes.

- Aun estás muy débil para levantarte de la cama, Edmund – dijo Caspian cerrando la maleta – pero yo me encargare de que tú aun hagas tus cosas.

MY PREDESTINED ✿ CASMUNDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora