Capitulo Cuatro

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– No eres de por acá ¿Verdad? – dijo mientras se apoyaba en la pared.

– No – le dije –. ¿Cómo te diste cuenta?

– Tu acento, si bien es casi imperceptible, me doy cuenta. Y te delataste cuando dijiste lo de la barra libre.

Sonrío un poco y dirijo mi mirada a la falda que llevo puesta.

– Eres de Argentina.

– Sí, soy de allá. Vivo en Palermo. ¿Vos?

– Vivo a pocas cuadras de acá. Vine con unos amigos porque estamos celebrando…

– ¿Qué cosa? ¿La despedida de soltero de alguien?

Enzo rio un poco conmigo. La música sigue sonando tan fuerte que más que hablar estamos gritando.

– No, es que hicimos una película.

– Jodeme ¿De verdad? Yo estudio cine en Diseño y Comunicación, voy en mi primer año apenas, pero amo el cine.

– ¿De verdad? Yo soy actor.

– Yo igual, tengo un par de trabajos caseros, como cortometrajes que hicimos con mis amigas para presentaciones en la facultad o en pequeños festivales.

– ¡Mirá vos! – dijo Enzo y lo noté algo raro.

– ¿Dónde actúas vos?

– Hay un teatro cerca de acá, a unas cuatro, cinco cuadras. También funciona como museo.

– Tengo que ir ahí sí o sí – digo con una sonrisa –. Me quedo dos semanas, así que voy a tener tiempo.

– Puedo enseñartelo yo mismo.

– ¡Me encantaría! Perdón, nunca pregunté el nombre de tu película, ¿Se puede ver en alguna parte?

– Sí – dice él.

– ¿Y cómo se llama?

– No sé si decirte, quizás no te guste. Ahora que me decís que estudiás cine me da miedo decirte.

– ¡Dale! – le dije –. Quizás hasta podamos hacer algún proyecto juntos.

– Puede ser.

Nos quedamos viendo un rato. No puedo describir su sonrisa porque era tan hermosa como la música que estaba sonando justo en ese momento. Sentía que con solo verla me podía dejar llevar en sus brazos.

– ¿Querés bailar? – preguntó él.

– Hace rato estoy esperando que me invités.

Enzo tomó mi mano y me llevó al centro para bailar al ritmo de “Vista al mar” de Quevedo. Bailamos hasta que no podíamos respirar, bailamos hasta que me salieron moretones en mis pies y cuando pensé que no podía más, fue cuando puse una mano en su cuello para acercarlo más a mí. Sentí su aliento a tequila en mis labios y él debió sentir el mío. Estábamos borrachos, pero no tanto para olvidar ese momento. El momento en que sus labios chocaron bruscamente con los míos, tan carnosos como lo había previsto. Sentí su lengua dulce chocar con la mía. 

Sus manos bajaron por mi espalda hasta llegar a mi cintura y se quedaron ahí todo el rato que estuvimos juntos. Nos besamos hasta que la música paró, hasta que los únicos que estuvimos dentro de ese boliche fuimos nosotros.

Comenzó una nueva canción cuando nos separamos. Era una de mis favoritas “Me rehusó”
Entonces le sonreí, y él también lo hizo.

– ¡Me encanta este tema!

– Yo lo odio – dijo, y se me borró la sonrisa.

– ¿Cómo que lo odias? Es buenísimo.

– Está re quemado, ya no lo banco. Igual que “La morocha”

– Última canción, te lo prometo.

– Dale, ‘ta bien.

Bailé la canción como si fuera la última de la noche, y así fue. Invité a bailar de nuevo a Enzo, aunque se notaba que no era su canción favorita y que lo hacía solo por mí.

– ¡Baby no, baby no! ¡Dale, cantá conmigo!

– No, ni en pedo. Además canto re mal.

– No importa si cantás mal, la idea es sentir la canción como si mañana ya no existieramos.

– ¡Para que la próxima vez te lo de haciéndolo! ¡Haciéndotelo así, así!

Fui acercando más a él cuando la canción terminó y volvimos a unirnos en un beso. Volvimos a estar tan pegados que no había forma de separarnos. Su boca se movía tan bien que yo me derretía en sus brazos.

– ¡Ro! ¡Te encontré! – dijo Cami, haciendo que me separara de Enzo.

Volteé hacia ella, que tenía la mirada clavada en Enzo. Estaba con la boca abierta y sus ojos pasaban de mí a él.

– ¡Te estás comiendo al protagonista de la película que te decía!

– ¿Qué? – dije sin entender lo que decía.

– Este es el actor que sale en la sociedad de la nieve.

Volví a mirar a Enzo que me miraba como si me pidiera disculpas.

– No me jodás – dije sorprendida.
 
                                      *
Capítulo cuatro y lo que tod@s estábamos esperando!

VISTA AL MAR | Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora