¿Es posible enamorarse en una semana? Sí. Antes no lo entendía, pero ahora sé que el tiempo no importa, importan las personas involucradas. Importa cómo estas sean capaces de atraerse, importa el sentimiento. A veces es como una simbiosis, dos seres vivos que necesitan del otro para poder vivir, para respirar. Es tan fuerte que es indescriptible.– ¿Llevás todo? – preguntó mi amiga.
– Sí, creo que sí – contesté –. Total, es un finde nada más. No llevo mucho. ¿Estás segura que el hotel nos deja hacer esto?
– Yo creo que sí – dijo – Y si no, perdón por nosotras.
Sonreí por lo que había dicho y tomé mi bolso para salir de la habitación.
Al final había decidido que sí quería ir con Cami a la casa de Saulo. Ella se había negado rotundamente a decirme si Enzo iba a no, pero yo tampoco le había vuelto a preguntar. Si iba o iba no importaba, quería pasar el finde con mi amiga y su “casi novio”.
Llegamos a la casa de Saulo alrededor de las doce de la mañana. El lugar era precioso, una gran casa en la playa con colores blancos y celestes. Me recordó a cualquier película en donde saliera Helen Hunt.
Saulo salió con unos lentes de sol y una camisa floreada horrible con unos shorts a raya. Entendí por qué le gustaba tanto a Cami, es que siempre le gustaron los chicos que se vestían feo.
– ¡Eh! – dijo –. ¿Cómo están? Ahí las ayudo a bajar las cosas. ‘peren un segundo… ¡Enzo! ¡Las chicas llegaron!
La garganta se me secó en ese instante, mi corazón latió como si hubiera corrido cien kilómetros, mi estómago se encogió. Podría decir que hasta empecé a tiritar cuando lo ví salir. Sus ojos se dirigieron a mí y eso fue lo último que supe, porque al segundo siguiente me quedé quieta mirando su sonrisa.
Caminó hacia mí con las manos en los bolsillos de sus jeans.
– Hola hermosa – dijo con su maldita voz ronca –. ¿Cómo estás?
Sus labios querían dirigirse a los míos, pero los esquivé y terminaron en mi mejilla. Cuando se separó le sonreí, pero él pareció confundido por mi actitud.
– Te ayudo con el bolso – dijo.
– No hace falta. Cami es la que tiene más cosas – contesté.
Ambos miramos cómo Cami y Saulo se ayudaban entre sí. Parecían tan perfectos el uno para el otro, era como si estuvieran sincronizados. Además no dejaban de sonreír. Eran sencillos y complementarios.
Enzo volvió la vista hacia mí y me obligó a mirarle los ojos. Seguían siendo tan bellos como la noche del miércoles, solo que ahora parecían preocupados.
– ¿Estamos bien? – dijo.
Asentí con la cabeza.
– Deberíamos seguirlos dentro – comenté.
– Sí, es verdad.
Enzo se movió para que pudiera pasar y ambos nos dirigimos dentro de la casa. Saulo le estaba mostrando el living a Camila.
– Bueno, ahora les muestro su habitación – dijo Saulo.
– ¡Dale! – dijo Camila animada.
Saulo nos dirigió por un pasillo donde había cuatro puertas. La primera era una oficina con montones de libros, más de los que leería en toda mi vida. La segunda puerta al otro lado del pasillo era el baño, y las otras dos eran las habitaciones.
– Bueno, acá vamos a dormir Cami y yo – dijo Saulo y de repente me olvidé de cómo se respiraba –. Y acá ustedes dos.
– No hay problema – dijo Enzo, levantó los hombro, restándole importancia.
– Dale – fue lo único que salió de mi boca.
– Bueno, entonces pueden dejar sus cosas y acomodarse – dijo Saulo –. Yo voy a ver el asado.
– Te acompaño – dijo Cami, tirando su bolso encima de la cama para salir detrás de Saulo.
Entré a la habitación para darme cuenta que ¡Oh no! Había una sola cama. Parecía estar viviendo en una película romántica de esas que veía mi mamá los viernes al mediodía.
Dejé mi bolso encima y busqué ropa nueva para ponerme.
– ¿Querés que te ayude a desempacar? – dijo Enzo detrás de mí.
– No, estoy bien, tranquilo.
– ¿Estás segura que estás bien? – preguntó – Te noto rara.
– No, está bien – lo miré a los ojos y sin pensarlo tomé su mano.
Lo acaricié y él bajó la vista para devolverme el gesto.
– ¿Puedo confesarte algo? – dijo con una sonrisa.
– Sí – dije.
– Te quiero.
*
¿Qué hará nuestra querida Romi ahora? Ahre, no les digo nada. Disfruten!
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VISTA AL MAR | Enzo Vogrincic
RomanceCuando la amiga de Romina la invita a pasar unas hermosas vacaciones en Montevideo, ella se imagina unas tardes en la playa y las noches bailando. Pero un chico de ojos negros y voz seductora va a poner su mundo de cabeza y ella tendrá que tomar una...