Pasaron unos días y con Camí recorrimos casi todas las playas de Montevideo. Nadábamos en las aguas cálidas casi todas las tardes y por las noches íbamos a bailar. Cami llevó al mismo chico a la habitación durante tres o cuatro noches seguidas, ni siquiera recuerdo su nombre, solo que era rubio. Yo besaba a varios a la noche, no voy a mentir, pero siempre volvía a mi mente la risa de Enzo. Por las mañanas hablaba con él, a veces yo iniciaba la conversación, a veces él lo hacía.
Enzo
¿Querés que vayamos a la playa?
10:50 amRomina
Hoy no puedo :(
10:52 amVoy con Cami a un restaurante
10:52 amEnzo
:(
10:52 am¿Cuándo podemos vernos?
10:53 amRomina
Cualquier otro día, todavía
falta para que vuelva a Arg.
10:54 amEnzo
Mañana, quiero verte.
10:54 amRomina
Mañana está bien para mí.
10:54 amPero yo invito :)
10:55 amEnzo
Sin objeciones
10:56 amEl día pasó como todos los demás, almorzamos pasta a la boloñesa y luego nos fuimos a pasear por la ciudad. Estuvimos en una visita guiada del Palacio Salvo. Me gustó mucho la historia de ese lugar, pero la que quedó realmente sorprendida fue Cami. Cuando terminó la excursión fuimos a tomar un helado por ahí y nos sentamos en unos bancos de la Plaza Independencia.
Tuve sentimientos encontrados con esa plaza, porque uno de mis lugares favoritos es la Plaza Independencia, pero de Mendoza. Ese año se cumplían tres desde que había volado hacia Palermo. Se sentía como toda una vida.
El teléfono de Camí empezó a vibrar en su bolsillo, así que me pidió que le sostuviera el helado para contestar.
– ¿Hola? – dijo ella –. ¡Hola Saulo! Sí, bien. Estoy con Romi.
Saulo, recordé al chico con el que Camí se estaba acostando. Hacía un rato ella me había comentado que lo invitó a venir con nosotras al restaurante.
– No, no hay problema – siguió diciendo –. Si somos cuatro mejor.
Fruncí el ceño y Camí me sonrió, restándole importancia al asunto. Al final, lo que pasó de ser una cena de amiga, pasó a “parecer” una cita doble.
– Dale, nos vemos en un rato – dijo y cortó.
– ¿Qué pasó? – le pregunté, aunque ya sabía su respuesta.
– Em, Saulo quiere invitar a un amigo suyo. Dice que es copado y gracioso. Así que no me hago drama.
– ¿Y consultarlo conmigo no era una opción?
– Dale Romi, va a estar copado. A parte mirá si es lindo el flaco, no vaya a ser que te termine gustando.
– Bueno, dale – le dije –. Pero después salimos nosotras dos, sin chicos.
– No hay drama amiga.
Fuimos al hotel una hora después a prepararnos. Me puse un vestido corto azul oscuro, entallado al cuerpo y me planché el pelo. Cami andaba de acá para allá por la habitación, buscando sus tacones negros.
– ¿Estás segura que los trajiste?
– Obvio, los usé anoche.
– ¿En el baño te fijaste?
– ¿Por qué los habría dejado en el…
Cami fue corriendo a fijarse si estaban ahí mientras yo terminaba de cepillar mi pelo.
– ¡Acá están! – gritó desde su habitación.
Terminé de retocar mi labial, era un color frutilla bastante brillante, y quedaba lindo con el tono del vestido.
– ¿Ya nos podemos ir? – pregunté.
– Sí – dijo ella – Vamos.
Al cabo de un rato estuvimos en el restaurante. Era un lugar muy lindo con luces led que parecían sacadas de un cuento de navidad.
– Eu – dijo Cami –. Re lindo el lugar.
– ¿Viste? Es precioso – le contesté.
Saulo llegó casi al mismo tiempo que nosotras, ya que Cami apreció su auto estacionado al otro lado de la calle. Se bajó del coche, arreglándose el pelo con una mano. Venía él solo, pero la sonrisa de Cami parecía sacada de un programa de dibujitos animados.
– Hola chicasss – dijo, literalmente así, con muchas “s”.
Nos saludó con dos besos en el cachete.
– ¿No venías con un amigo vos?
– Sí – dijo él –. Está guardando unas cosas suyas, es que pasamos por el súper.
– Ah, dale, no hay drama – dijo ella.
– Mientras podemos pedir una mesa – dije.
– Sip – dijo Saulo.
Un mozo nos atendió y nos dió una mesa junto a unas imitaciones de Pettoruti.
Me senté de espaldas a la puerta, Camí y Saulo se sentaron frente a mí.
– Perdón por la tardanza – dijo un chico a mis espaldas –. ¿Ya pidieron para comer?
Yo me volteé y seguramente se me fue todo el color de mi rostro.
– Chicas él es mi amigo – dijo Saulo –. El actor estrella, Enzo.
*
Cap 12! Gracias a todos los que le están dando amor a la novela! No sé olviden de comentar y votar! Nos vemos pronto! Besos!
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VISTA AL MAR | Enzo Vogrincic
RomanceCuando la amiga de Romina la invita a pasar unas hermosas vacaciones en Montevideo, ella se imagina unas tardes en la playa y las noches bailando. Pero un chico de ojos negros y voz seductora va a poner su mundo de cabeza y ella tendrá que tomar una...