Capítulo Diecinueve

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El viernes cayó como un vaso de agua fría porque significaba que nos quedaba una semana para volver. Habían pasado más cosas en siete días en Montevideo de lo que estaba acostumbrada en Palermo.

Desperté con el mensaje de Enzo que esperaba de la noche anterior.

Enzo

No puedo Romi.
08:32 am

Tengo una entrevista junto con Bayona para la película.
08:33 am

Suspiré pesadamente y volví a acostarme en la cama, mirando al mar.

Quizás era mejor así, dejarlo en la incertidumbre total. Pero algo que me había enseñado mi psicóloga era expresar los sentimientos. Solo que cuando son tan confusos uno se pierde en ellos tratando de descifrarlos, como si fueran un problema matemático imposible.

¿Cómo podemos confiar en que estamos haciendo bien si tenemos tantas dudas? ¿Tenemos que dejar ir o aferrarnos? ¿Dejar que las cosas fluyan o mantener un camino recto? ¿Qué era la sensación extraña que sentía en el cuerpo cuando su nombre se presentaba entre mis pensamientos?

Fui a la habitación de Cami para ver si estaba despierta. Golpeteé dos veces y enseguida abrió la puerta.

– Buenas ¿Cómo dormiste? – dijo.

– Bien ¿Puedo pasar?

– Sí obvio – sonrió y cerró la puerta detrás de ella –. Estaba terminando un reel para la empresa. Quieren que trabaje estando de vacaciones, es un chiste.

– Puta madre – dije.

– La verdad que sí, pero es un reel y soy buena editando – comentó –. Así que no me preocupo.

– Okay – hice una pausa un poco larga antes de soltarlo todo –. En realidad tengo una crisis existencial de la puta madre y quería hablarlo con alguien que no fuera yo misma…

Camila se quedó mirándome mientras corría su computadora de la cama y la dejaba arriba de la cómoda.

– ¿Preparo el mate? – soltó.

– Por favor – le dije.

Camila trajo el mate unos minutos después, cuando el agua de su pava eléctrica había terminado de hervir.

Ambas nos acostamos en la cama y ella esperó hasta que quisiera hablar. Me cebó un mate dulce y caliente.

– Ayer iba a salir con Enzo – le conté.

– No habrá sido porque fuimos a Cabo Polonio, porque me voy a sentir mal.

– No, no – dije antes de que se pusiera mal –. Tranqui. El tema es que me acordé que ayer te dije que no me gustaba y…

Tragué saliva mientras ella tomaba otro mate. La miré a los ojos, no quería decirlo en voz alta.

– ¿Y qué? – preguntó ella.

– Creo que me estoy enamorando de Enzo – solté.

Ella sonrió y me pasó otro mate.

– ¿Cuál es el problema entonces?

– Solo ha pasado una semana. Nunca me había enamorado tan rápido de alguien – confesé –. Y me da miedo lo que pueda pasar.

– ¿Qué te da miedo?

– Romperme de nuevo – le dije.

Ella me miró, sabiendo de lo que estaba hablando. Entendiéndome por completo, como yo lo hacía con ella.

– Mirá Romi – empezó –. A veces la vida nos pone estos desafíos. Podemos salir lastimados, obvio que sí. Siempre vamos a rompernos, una y otra vez, y podemos romper a alguien más. Es parte de la vida quebrarse, porque pasa todo el tiempo. Y así se aprende, porque cuando caemos, siempre encontramos la manera de salir adelante. Estoy segura que Enzo te quiere como voz empezaste a quererlo.

– ¿Por qué estás tan segura?

– Porque Saulo me lo dijo – confesó –. Él me contó que Enzo no para de hablar de vos.

Una lágrima recorrió mi mejilla hasta llegar a mi barbilla para caer a mi pantalón.

– ¿Cómo es que estás tan bien vos con Saulo?

– Saulo se muda a Caballito en un mes – dijo –. Un primo le ha ofrecido un trabajo mucho mejor que el que tiene acá.

– ¿Posta? Pero si acá se vive mucho mejor que en Argentina.

– Sí, bueno. Pero es un trabajo groso – dijo –. Quiere que salgamos cuando él se mude. Bueno, nos estamos yendo de tema. Yo te digo que si te gusta Enzo, y él no para de hablar de vos, intenten, a ver qué sale. Dejá de ser tan tosca con la gente por tener una mala experiencia, mostrale a Enzo esa parte de vos que te da tanto miedo.

Enamorarse es una cagada, tengo experiencia. Es difícil y duele el pecho y el corazón late más rápido. Y te encontrás con emociones que te carcomen la cabeza. Pero ¿Será tan malo como pensaba?

– Vení acá – dijo – Dame un abrazo.

Eso mismo hice y me sentí chiquita.

– Cualquiera sea la decisión que tomés. Ya sea porque no querés una relación a distancia, porque querás dejar esto como una aventura y una anécdota para contarle a tus nietos diciéndoles “Estuve con un actor famoso” o lo que sea… yo te voy a apoyar – confesó –. Sos mi mejor amiga y te quiero. No sufrás por amor.

– Gracias Cami.

– Ah, y por cierto – dijo –. Saulo quiere que vayamos para su casa el fin de semana, hasta la mañana del lunes porque empieza a trabajar. ¿Te pinta?

– ¿Va Enzo? – pregunté.

– Sinceramente no lo sé – dijo –. Todavía no confirma.

– Lo voy a pensar – dije.

– Está bien.

*

Buenas! Nuevo Cap! Disfruten amores míos!

VISTA AL MAR | Enzo VogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora