Entras a un trabajo en una librería, pero, apenas en el primer día ves un libro algo extraño, pues no tiene autor, este se titula "el bosque de los demonios" no le tomas mucha importancia hasta que te comienzan a pasar cosas extrañas, y, de un día a...
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24: En la vista de los depredadores
En aquel salón, lo único que se podía escuchar eran gritos desgarradores y largos, provenían de Dan, quien estaba siendo golpeado por varios hombres.
Este estaba atado de las muñecas por una cadena que colgaba del techo, toda su ropa estaba manchada de sangre, de su propia sangre además de tener moretones bastante graves, ya casi ni podía ver debido a eso.
– Ya déjenlo. – El mayor ordenó, los hombres quienes lo golpeaban dejaron de hacerlo y se hicieron para un lado. – Vamos a ver si con eso por fin aprendiste, Dan. –
Se acercó a él con un aura amenazante, el menor escupió sangre bastante herido, ya no aguantaba el dolor que lo llevaba torturando desde hace como 3 horas de golpes.
– N-No entiendo cual es el fin de esto... – Comentó, hablando como podía, parecía que apenas estaba aprendiendo.
– Es para que nos cuentes todo lo que sabes de la mujer. – Se acercó más, mientras Dan solo tenía una expresión inexpresiva y adolorida. – Cuéntanos todo. Dinos a donde fue y porque. –
– Y-Ya les dije que no se! – Cuando dijo eso, recibió otro golpe ahora del mayor.
– ¿¡Entonces como carajo la conoces?! – Grito con ira.
– ¡Porque quería de su ayuda! – Informó, todos los presentes se quedaron callados a lo que él aprovechó para hablar. – Mi padre murió a manos de un demonio... tengo la sospecha de que era un demonio capital porque no vi ningún animal, pero fui a una cabaña donde estaba ella y los hemanos, la guié con el cuerpo de mi padre para que lo volviera a la vida pero ahí fue donde ustedes llegaron. –
Ante sus palabras, todos los hombres presentes se quedaron callados y miraron al encargado, quien dio un chasquido con sus dedos y los mayores soltaron a Dan de las cadenas, haciendo que este caiga al suelo adolorido.
– ¿Eso es verdad? – Encuestó, alzando una ceja, el menor como pudo asintió, ya casi ni se podía mantener de rodillas. – ¿Ves? Que tan difícil era? Ahora, como ya no tienes familia, te unirás a nuestro ejercito. -
– Ni en sus sueños me uniré a ustedes... quisieron matar a Hikori! – Frunció el ceño, y era la verdad, no se uniría a ellos pues no quería lastimarte.
– ¿Conque así se llama, Hikori? Debo admitir que su nombre es algo exótico... – Soltó una leve risa, antes de tomar la barbilla de Dan y apretarlo con fuerza. – Escucha mocoso de mierda, no te pregunte si querías. Hikori, tu amiguita está en un gran peligro. Está en el ojo de los depredadores. –
