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— Vaya, vaya, ¡mira, Sekido! Encontramos a la humana, ¿deberíamos entregársela a Kokushibo? — D-De quien carajos era esa voz

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Vaya, vaya, ¡mira, Sekido! Encontramos a la humana, ¿deberíamos entregársela a Kokushibo? — D-De quien carajos era esa voz..?

Si, eso fue lo único que se te vino a la mente cuando escuchaste esa masculina voz detrás de ti, ya ni siquiera querías voltear detrás tuyo, no, no podías, tú cuerpo temblando te lo impedía.

Estarás idiota. —se escuchó otra vez un poco más gruesa. — ¿Aún no sabes que Kokushibo dijo que él se encargará de buscarla? Nosotros no podemos hacer nada.

¡Pero ahí está! —el otro hombre te apuntó.

Tu solo escuchabas su pequeña discusión sin voltear a verlos, solo tenías la mirada clavada en el suelo, podías sentir todo tu cuerpo congelado, tenso, ni siquiera podías moverte, ¿porque no podías?....querías correr, querías escapar....

No fue hasta que, de repente, sentiste una presión de viento en tu espalda bastante fuerte y brusca que te hizo volar fuera de ahí antes de que pudieras defenderte.
Obviamente, en el proceso soltaste un grito y al caer al suelo te lastimaste varias partes de tu cuerpo, alzaste la cabeza, temblando, y tratando de agarrar la espada que estaba frente a ti y que habías soltado de tu agarre al momento de caer.

¡Agh! —soltaste un gran quejido de dolor al momento en que sentiste un bastón apoyarse en tu espalda, evitando que te levantaste y además de eso una mano se posicionó también en tu cabeza, haciendo que tu mejilla choque contra el suelo llenándose de tierra.

¿¡Que mierda?! ¡Pero si es la humana que nuestros compañeros tanto buscan! —aviso, mirándote con tanta sorpresa.

Repentinamente sentiste que este apretó tu cabello y lo jalo hacia atrás provocando que alzaras la cabeza, miraste como frente tuyo se agachaba un demonio moreno, de ojos verdes, pelo negro, cuernos y no tenía camisa.

Te lo dije, Sekido! Pero tú de idiota no me creíste. —este te tomo de la barbilla y te miro de forma detallada. — Oye, si esta bonita! Y si nos la quedamos nosotros?

El ojirojo apartó la mano de Karaku de tu barbilla de forma brusca y frunció el ceño como siempre.

No, somos el tercer demonio capital más débil no te confundas, no tenemos ningún derecho. —repentinamente, este te tomo de la cadera antes de ponerte en su hombro, comenzando a cargarte como costal de papas. — Mejor llevémosla con los tres más fuertes, ellos sabrán qué hacer con ella no como nosotros, o como tú que solo la quieres por diversión.

Si no es diversión para que la queremos? Todos estos siglos estuve descargando mi lujuria en hombres pero ninguno me hizo sentir mejor, solo eran unos llorones, estoy seguro que con una mujer me sentiría más que satisfecho~ —este agregó, mirándote con una pizca de lujuria y malicia.

El bosque de los demonios | Pilares, Lunas superiores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora