Entras a un trabajo en una librería, pero, apenas en el primer día ves un libro algo extraño, pues no tiene autor, este se titula "el bosque de los demonios" no le tomas mucha importancia hasta que te comienzan a pasar cosas extrañas, y, de un día a...
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— ¡Tanjiro, Tanjiro! — Se podian escuchar los gritos de un pequeño en aquel denso bosque.
El nombrado se encontraba talando un árbol para sacar leña y así sobrevivir el invierno con su familia, no se veía muy feliz pues si que no le gustaba talar a esos pobres arbolitos.
Se veía super sudado y lleno de tierra, pues había talado leña desde hace como 2 horas.
— ¿Que pasa, Takeo? — Dejo de talar y miró a su hermano quien se veía bastante preocupado, había corrido desde su casa hasta llegar ahí.
— En la montaña Ghonk hubo un desastre, vieras! Un ganado se mato al tirar setodos de un acantilado. — Informo con un tono decaído, se estaba aguantando las ganas de llorar por algo así.
Ante la noticia el pelirrojo abrió los ojos en shock, ¿enserio había pasado eso? No se lo podía creer.
— Ohh... — Miro al suelo con tristeza, su sonrisa se había ido. — Últimamente están pasando cosas super malas, ¿porque será? Muchos dicen que este puebloestá maldito, ¿o serán los demonios? —
— Hermano, los demonios esos que según se convierten en animales no existen, no te creas eso, es solo un absurdo mito para asustar a los niños pequeños.... — Takeo bufó algo molesto mientras se cruzaba de brazos.
— Bueno, nuestro padre cuando era pequeño casi lo mata uno, recuerdalo... — Comento Tanjiro aun con un tono decaído.
— Eramos pequeños, uso ese cuento solo para asustarnos. — Takeo parecía molesto, no creía en eso.
— ¡Papá jamás nos mentiríaasí, Takeo! — De repente, unas voces agudas y pequeñas se escucharon
Ambos hermanos voltearon atrás y vieron a sus hermanos menores: Hanok y Shigeru, quienes en sus manos tenían un par de flores.
— (Ay no...escucharon nuestra conversación) ¡Por supuesto que los demonios no existen! Solo estabamos jugando.... — El pelirrojo tartamudeo, no quería traumar a sus hermanitos. — Miren, ¡que bonitas flores consiguieron para papá! Vamos a llevárselas. —
Agarro a ambos de la mano, estos ahora estaban sonriendo después de que Tanjiro los tranquilizara.
El mayor Agarro su hacha del suelo y comenzó a caminar con los menores hacia la cabaña, no sin antes lanzarle una mirada a Takeo, le estaba diciendo con esta que había que dejar el tema. . . . . . .
Lejos, muy lejos de ahí se podía apreciar el denso bosque donde tu estabas.
Te encontrabas en aquella rama, te tapaste tu boca asqueada al ver al animal muerto frente a ti mientras un pedazo de tipo de tentaculo de serpiente lo sostenía.
