Capítulo 1

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Lo vio bajarse del auto, así que corrió tan rápido como pudo en un intento por ofrecerle su ayuda para llevar esa maleta. Algo que era absurdo e innecesario porque si observaba con detenimiento; entre su cuerpo y el cuerpo de Joo Jaekyung había una diferencia evidente con la que era fácil determinar que para él sería como un castigo autoimpuesto llevar una maleta de esa magnitud al hombro.

—Permítame ayudarle— ofreció con cortesía ¿Y que obtuvo a cambio? Indiferencia.

—¿Otra vez tú? — el atleta se abrió camino entre el resto de los autos acelerando el paso para dejarlo en el olvido, pero esa mañana era diferente y haría mucho más que sólo rendirse y aceptar su fracaso, esa mañana estaba decidido a ser alguien con más iniciativa.

Le cerró el paso y apoyó manos temblorosas en el pecho de este tipo que parecía tener los músculos más impresionantes a los que alguna vez sus manos hubiesen tenido acceso. No fue capaz de enfrentarlo con una mirada, así que luego de hacer que se detuviera, pensó en lo más humillante y vergonzoso que podría hacer en una lucha por despertar sus sentimientos de culpa, o al menos la curiosidad característica de todo ser humano.

Se arrodilló y frotó sus manos entre sí.

—Por favor, ayúdeme a ser fuerte. Tan fuerte como usted, haré lo que me pida, seré su fiel vasallo, le besaré las manos si así lo desea. Haré lo que sea.

—¿Lo que sea? — Dan levantó el rostro. Jaekyung enarcaba una de sus cejas y él como un tonto continuaba arrodillado en el suelo mientras transeúntes curiosos le miraban con confusión.

—Lo que sea— aseguró sin saber bien hasta dónde era capaz de llegar. Tras una semana de intensa persecución y pasarse las horas fuera del gimnasio, comenzaba a creer que se quedaba sin ideas y había pasado de pedir una conversación con él, a arrodillarse con desesperación para conseguir su objetivo.

—Pues no creo necesitar nada de ti. Ahora vete— Joo Jaekyung dejó para él un billete de diez mil wons y se alejó a carcajadas.

Fue más humillante de lo que imaginó, él no estaba ahí para solicitar limosna. Él quería entrenar y convertirse en alguien capaz de defender a su abuela. Quería ser fuerte, poseer el valor que se necesitaba para usar su cuerpo como un arma de defensa y no como un saco de boxeo.



Todo comenzó tres meses atrás.

Solía trabajar en el hospital de la Universidad de Chonbuk. Obtuvo el empleo gracias a las influencias del médico Moon Jiung quien había sido su profesor y mentor en la elaboración de su tesis antes de poder graduarse como fisioterapeuta. Todo parecía ir bien, comenzaba a creer que su suerte mejoraba y con el aumento en sus ingresos estaba logrando mantener a flote los gastos del hospital en el que se encontraba internada su abuela.

Lamentablemente, la supuesta mejora y el golpe de suerte, no fue más que un sueño efímero, pues el doctor Moon no tardó en revelar sus verdaderas intenciones; el hombre no perdía oportunidad alguna para pasarle la lengua por el cuello, apretarle el trasero y buscar sus labios cuando le arrastraba a la soledad de un consultorio fuera de uso. Los acercamientos, los roces y las insinuaciones dejaron de saberle a broma, una vez el hombre le forzó a abrir las piernas para a él sobre una cama de exploración y le gritó a la cara que era un estúpido por creer que había ganado ese puesto por sus logros académicos. Su ex mentor, le hizo saber que estaba interesado en él y que buscaba complacer sus fantasías con su cuerpo entre las manos, le hizo insinuaciones sucias y comentarios pervertidos sobre su lindo rostro, además se burló de su incredulidad.

Kim Dan quien hasta ese momento había pensado que su trabajo era el resultado de su esfuerzo, fue desacreditado por un médico despechado que no tardó en esparcir rumores; que robaba medicamentos, que estaba alterando las cosas en las bitácoras de los pacientes, que coqueteaba con los doctores más importantes, que recibía dinero ante el soborno de pacientes que buscaban atención inmediata.

¿Y si fuera cierto? (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora