Capítulo 8

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Despertó muy confundido, tenía un ligero dolor de cabeza que le impedía ver las cosas con claridad y de pronto reconoció su casa. ¿Cómo llegó hasta ahí?

Estaba oscuro y encontró el celular donde solía dejarlo, eran casi las 5 de la mañana y él estaba en su cama usando esa ropa que Heesung le había comprado.

Al desbloquear la pantalla se encontró con un montón de mensajes.

¿Dónde estás? ¿Está todo bien?

Tus cosas están en mi auto.

Dan ¿Pasó algo que hiciera que te fueras sin decir nada?

¿Podemos vernos mañana?

Todas las preguntas tenían cinco o diez minutos de diferencia, al parecer Heesung había estado intentando saber de él quien no entendía ni cuándo dejó el restaurante. Todo lo que recordaba era aquella agradable sensación de estar flotando entre las nubes más suaves y su desconocida capacidad para sonreír y hacerles bromas a Heesung y Jaekyung.

¿Qué pasó después? Se preguntó. Se apretó las sienes con fuerza para masajearlas y ahondar en su mente sin encontrar nada más allá de imágenes borrosas que lo colocaban en una calle solitaria rumbo al metro.

¿Y si se puso tan ebrio que abandonó el restaurante sin decirle a nadie y caminó como un vagabundo esperando llegar a casa por milagro?

Tenía dos botones rotos y la camisa fuera de lugar, miró hacia la puerta con ayuda de la luz de la luna que se colaba por las ventanas, vio esos zapatos innecesariamente elegantes que se había puesto y sin notar la velocidad con la que pasaron los minutos, su teléfono emitió una vibración que le incitó a leer lo más rápido posible.

Era un mensaje de Jaekyung diciéndole que le esperaba frente a los escalones para ir a correr, le advertía que debía darse prisa o se olvidara de los entrenamientos personalizados.

Dan corrió fuera de la calidez de las cobijas y se asomó por un extremo de la ventana sin revelar su presencia, Jaekyung estaba apoyado en el auto con los brazos cruzados y parecía estar escribiendo en el celular.

¡Si no sales en cinco minutos, me largo de aquí! Ese mensaje era para él.

Las palabras le paralizaron y se debatió entre salir para disculparse o mantenerse oculto.

Mi abuela tuvo algunos malestares anoche, todavía estamos en el hospital, espero pueda disculparme. Lo veré en el gimnasio.

Su conclusión fue elegir lo segundo y se deslizó hasta el suelo lamentándose por mentir. Esa era una mentira asquerosa y él nunca había usado la salud de su abuela como un pretexto para ausentarse de algo.

La vio dormir en calma y entró en la ducha para alinearse lo suficiente como para volver a ser el mismo de siempre.

Una vez estuvo listo, notó que todo lo que tenía para calzar eran esos ridículos zapatos de marca y no tenía más alternativas que llamar a Heesung para poder encontrarse antes del trabajo.



—Te llevaré al trabajo a tiempo. Deja de mirar la hora, relájate y prueba tu comida— a esas alturas ya había perdido la capacidad para fingir que estaba contento con la idea de estar desayunando en un sitio elegante en lugar de estar por llegar al gimnasio.

—Heesung, creo que deberías quedarte con todo. Tú lo pagaste y yo sólo quería recuperar mi ropa y mis zapatos.

—¿Qué? — vio al más entusiasta de sus conocidos poner cara triste y apartar el plato de comida como si la petición le hubiese provocado un malestar estomacal—. Quiere decir que ya no me consideras un amigo. Lo sabía, ahora te resulto molesto y todo el tiempo estás incómodo. Pareces más cómodo con Jaekyung y eso da algo de envidia.

¿Y si fuera cierto? (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora