Vivir con Rencor "LEDXTU" la emperatriz divorciada

Capítulo 19

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Dentro del palacio de la princesa, se escuchaban pasos de alguien corriendo, los guardias se mantuvieron en alerta pero se dieron cuenta que solo era la princesa. ______ llegó a su habitación y se encerró, se cambió de ropa y trató de relajarse mientras miraba el espejo.

"Todo estará bien, todo estará bien, ¡Todo estará bien!"

______ gritó repitiendo las misma palabras esta vez en voz alta, su respiración estaba acelerada, sentía un fuerte nudo en el pecho, trataba de recuperar el aliento.

"Como es posible, el divorcio... debía ser cuando ya cumpla los 17 años, no ahora, ¿Que sucedió? ¿Por que ahora va más rápido? ¿Acaso hice algo que no debía hacer? O... ¿Simplemente mi tiempo para morir se adelantó?"

______ apretaba sus manos con fuerza mientras trataba de no llorar, apenas podía controlar su propia respiración. Alu que había ido a hablar con Dante, entró a la habitación de sorpresa y encontró a ______ alterada y asustada.

—______, ¿Que sucedió? —Alu se acerca a ella preocupado.

—Dejame sola...

—Ni lo pienses, no te dejaré sola. Por favor solo dime qué sucede, ¿Por que estás así?

Con un nudo en la garganta, ______ se levantó de su asiento y sujetó la capa de Alu.

—Alu, ¿Voy a morir? —preguntó con la voz quebrada.

—¿De que hablas?

—Todo está tomando un curso que no estaba planeado, escuché a Sovieshu diciendo que se va a divorciar de Navier —las lágrimas comenzaron a salir—. Mi ejército aún no está listo, aún no he encontrado la manera de ser heredera. Dime Alu...

Alu solo quedó en silencio mientras fruncía levemente el ceño, ______ se comenzó a alterar aún más cuando no escuchó respuestas.

—Alu por favor, di algo, ¿Voy a morir? —preguntó. Pero Alu seguía en silencio— ¡¡Maldita sea Alu, responde!!

De sorpresa, ______ sintió una abofetada en su mejilla, no fue tan fuerte para dejarle una cicatriz o para caer al suelo.

—Cálmate, no vas a morir —dijo Alu con una voz fría—. Recuerda que no estás sola, y no pienso dejar que ese maldito te mate otra vez.

—Alu...

—Voy a protegerte como sea —Alu tomó ambas manos de la princesa y las besó—. Y si fallo... destruiré este imperio, mataré a todos tus enemigos y me iré al infierno contigo.

______ abrió sus ojos por el impacto de sus palabras, parecía como si estuviera escuchando una confesión, una confesión de amor. Ella lo abrazó lentamente mientras comenzaba a sollozar más fuerte.

—Lo siento, es que tengo miedo de que vuelva a ocurrir y no poder hacer algo al respecto —dijo entre sollozos y llantos fuertes—. No quiero morir, Alu, no quiero morir.

—Y no morirás —respondió abrazándola más fuerte— Voy a salvarte, lo prometo.

°°°

McKenna llegaba cansado del trabajo que Heinrey le había impuesto, se hacía cargo de temas que él como ayudante no debía hacerlo ya que es responsabilidad del rey. McKenna llegó a su habitación y vio a Heinrey sentado en su cama.

—Su majestad, ¿Que hace aquí? ¿No debería descansar? —preguntó McKenna.

Heinrey estaba en completo silencio.

—¿Su majestad? (¿Que le ocurre?, está actuando más raro que de costumbre).

—Con que... retrocediste en el tiempo para poder salvar a tu amada ¿No? —preguntó Heinrey con una voz sombría.

—¿Que? No- no se qué está hablando —dijo asustado.

Heinrey se levantó de la cama y se volteó mientras mostraba su diario. McKenna estaba en shock y en pánico, había escondido muy bien su diario para que nadie lo descubriera. Heinrey tiró el diario sobre la cama y se acercó a McKenna acorralandolo contra la pared.

—¡Su majestad, puedo explicarlo-!

Antes de terminar de hablar, Heinrey le dio un golpe directamente en la cara y luego lo agarró del cuello.

—Sabes que lo que acabas de cometer fue traición ¿Verdad? —preguntó Heinrey mientras sonreía fríamente apretando el cuello de McKenna.

—Lo siento, es que... no quiero lastimarla, la amo mucho —dijo McKenna entre lágrimas.

Con mucha fuerza, Heinrey tiró a McKenna contra el suelo.

—Sí, sí, amor... claro —respondió con sarcasmo—. Debería ejecutarte por lo que acabas de hacer, pero... como te aprecio bastante te daré una oportunidad.

—¿Quiere que le envié un vino envenenado al emperador? —preguntó McKenna asustado.

—No, quiero que envíes té con galletas abortivas —dijo con una cínica sonrisa.

—Pero, eso no afectaría al emperador directamente y la princesa no está embarazada en estos momentos.

—No son para ellos.

—Entonces ¿Para quien-?

En ese instante, Mckenna se dio cuenta para quién era.

—Haremos algo más grande, envía el té y las galletas en nombre de ______ para lady Rashta, le avisaré a Ergi con los detalles. Espero que esta vez no me falles, o la cabeza que va a rodar esta vez no será de esa princesa barata.

McKenna trataba de controlar sus lágrimas, ya no podía salvar a ______ de su muerte. Su frente chocó contra el suelo mientras sollozaba.

—(Perdóname, ______, otra vez... no pude protegerte).

Mientras Heinrey solo se reía entre dientes.

—(Muy bien...)

Continuará.