Creo que es necesario que ponga una advertencia aquí, así que, ADVERTENCIA: Se mencionara maltrato tanto verbal como físico, explícito. Si son sensibles a tales temas, te recomiendo saltarte el capítulo ya que más adelante de igual modo lo entenderán:).
11 AÑOS ATRÁS
06 DE MARZO
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti...—la mujer entró al cuarto del niño, con una sonrisa y un pequeño pastel en manos que ella misma preparó esa mañana.
El niño estaba despierto en su cama, pero permaneció quieto, dándole la espalda a la mujer.
Le dolía la cabeza. Su padre lo había tumbado contra el suelo la noche anterior. Pero el pequeño sabía que no se comparaba con lo que su madre sentía, escuchó sus gritos hasta la madrugada, y él no podía hacer nada, solo era un niño al que su padre encerraba para golpear a su madre cada que llegaba borracho. Así empezó su cumpleaños número seis a las doce, con gritos de dolor.
Odiaba su cumpleaños.
Odiaba no poder hacer nada.
Odiaba no tener una vida normal.
Sintió los dedos de su madre acariciar su cabello, que estaba algo largo, ya casi le llegaría por debajo de las orejas. Su padre ni siquiera se preocupaba por llevarlo al hospital cada que lo golpeaba, mucho menos lo llevaría a la peluquería.
—¿Mi amor?
El niño se volteó por fin, al observar a su madre de pie junto a su cama le rompió el corazón. Sus labios estaban magullados y sus mejillas llenas de moretones al igual que su cuello.
Sollozó.
—Vete de aquí—fue lo único que dijo, no quería que ella sonriera, no quería que ella mostrara tanta normalidad a tanta monstruosidad. Le dolía ver cómo ella temblaba cada que el monstruo venía.
Él era un niño, pero aquello lo entendía, él sabía que eso no era normal, y que cada que su papá le decía que la amaba tampoco lo era. Eso no era amor.
—¿Por qué?—los ojos de su madre se llenaron de lágrimas, miró el pastel en sus manos—. ¿No...no te gustó?
Y aunque, el pastel no era lo más elaborado del mundo, aquello no le importaba, solo quería que ella saliera de su cuarto, no la quería ver ahí, cantándole el cumpleaños, ni que sonriera, cuando en realidad se estaba muriendo de dolor.
—Es horrible—soltó con rabia, y no era rabia en contra de su madre, era rabia con él mismo, por no ser más valiente.
Lo único que quería era dañar a su madre en ese momento, quería desahogarse.
Se levantó de la cama.
—Odio esto—masculló, le arrancó el pastel de las manos y lo lanzó al suelo—. ¡Odio mi cumpleaños! ¡Odio mi vida!
Hacía tiempo que algo dentro de él se había roto.
—¡Quiero que esto termine! ¡Ya no quiero más golpes!—lloró—. ¡Te odio! ¡Te odio muchísimo, mamá!
Su madre se cubrió la boca, reteniendo los sollozos, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
Ella dudó, pero avanzó hacia la puerta. Y antes de salir, se giró nuevamente a su hijo.
—Lo siento mucho—y se marchó, dejando al pequeño Igor solo, como él tanto quería.
El niño abrazo sus rodillas y ocultó su cara en ellas, ahora sentado en el piso junto a su cama y el pastel que yacía destruido.
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Si las constelaciones fueran suficiente
Teen FictionA ambos les daba miedo mostrar quiénes eran realmente. A Billy, le aterraba ser juzgada y rechazada por todos. A Igor, le daba miedo enfrentar a los demonios de su pasado. Sin embargo, aveces simplemente podemos encontrar el refugio necesario en alg...