★21: Buen oyente★

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IGOR

-Tienes tantas cosas por contarme-le dije a Samuel-. Es mejor que empieces a hablar ahora.

Él siguió balanceando los pies en el aire.

Zec se había ido a comprar algunas papitas y refrescos junto con Greg hace algunos minutos.

Ahora mismo estábamos en una vieja azotea de un edificio abandonado en la ciudad, solíamos venir aquí antes, aunque era un poco peligroso estar sentados aquí, en el borde, ya que literalmente estábamos a tres pisos, nos gustaba la vida extrema.

La vista también era increíble, las personas parecían hormigas, bueno, no tanto así, pero sí se veían miniaturas.

El viento hacía que el cabello rubio de Samuel se moviera en diferentes direcciones, el mío debía estar igual.

-¿Sabes?-comentó, pensativo en la nada-. Siempre me sentí culpable por irme, nunca quise hacerlo.

-Entonces, ¿Por qué te fuiste?

Sonrió con tristeza.

-Mi padre.

Y esa fue respuesta suficiente, por eso tal vez nos llevábamos tan bien, porque entendíamos lo que era tener un padre violento. Solo que el de Samuel no llegaba a los extremos de Alexander, pero sí era controlador y manipulador. Hacía todo para su propio beneficio, con tal de siempre ganar no le importaba pisotear a nadie, ni siquiera a su propio hijo.

Justo cuando abrí la boca para decir algo, él me interrumpió:

-¿Recuerdas que antes quería dedicarme a la música?

-¿Antes?-fruncí el ceño.

Me observó, sus ojos estaban cargados de tristeza.

-La dejé de lado, papá ya tiene todo mi futuro planeado, y definitivamente, no hay espacio para la música-soltó una risa carente de gracia-. Estudiaré administración de empresas, como él tanto quiere.

Apretó los labios, volviendo su vista al frente.

-Se siente como si estuviera haciendo algo que a mí no me corresponde-lo ví tragar grueso-. Él quería esto más que yo, él sí quería hacerse cargo de la empresa algún día, él si me apoyaba con la música.

Se giró a mirarme, con los ojos enrojecidos.

Sabía que hablaba de su hermano.

-Pero... sé que sonará egoísta...-su voz se quebró levemente, tragó grueso-. Pero desde que él se fue todas las responsabilidades de lo que iba a ser cayeron en mí, y yo no estaba listo para eso, no estaba listo para ser la decepción de papá. No estaba listo para perder a mi hermano.

Cubrió su cara con ambas manos.

No me lo pensé mucho, solo lleve mi mano hacia su hombro. Luego la dejé allí.

Levantó la cabeza, parecía sorprendido.

-No jodas-sonrió-. Es la primera vez que tenemos algo tan íntimo.

Si las constelaciones fueran suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora