★Prólogo★

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Paso los dedos delicadamente, sintiendo el polvo del cuaderno en mis dedos. Lo tomo con cuidado sacudiendo el polvo en el proceso. Lo miro detalladamente, se ve amarillento y viejo, pero eso no evita que mi corazón bombardee con fuerza al leer el título que aún está intacto, rodeado de brillantina y en letra cursiva.

«Si las constelaciones fueran suficientes para Igor y Billy»

Sonrío ante los recuerdos que llegan a mí.

Abro el cuaderno y empiezo a leer la primera página, recordando el momento exacto de cuando escribí aquello.

Nota 01
«Igor dice que es buena idea escribir éstas notas, a mí me parece aburrido y sin sentido, ¿para qué escribir textos en un cuaderno? Aunque él sigue diciendo que no solo serán textos, me acaba de dar un jodido manotazo en la cabeza por usar ese término con lo que el considera "especial". Aún no entiendo de qué va esto, pero prometió explicarme luego»

Pasé a la siguiente página.

Nota 02
«Dios, Billy es demasiado terca, ya le he explicado de qué va esto, no sin antes recibir amenazas por su parte, aveces parecemos un matrimonio de ancianos. Ahora éste cuaderno recopilara nuestros recuerdos, fotos, confesiones, sentimientos o lo que sea que queramos guardar aquí. Lo mejor es que solo será de nosotros»

Me salto algunas hojas para llegar hasta las fotos, dos adolescentes sonreían a la cámara, manteniendo la debida distancia. Ella sonreía de oreja a oreja y él estaba rojo, con el cabello pegado a la frente y con su mano tapaba su boca muerto de risa. Con el dedo indice acaricié el rostro del chico, casi podía ver sus ojos brillar y la alegría que desbordaba.

Había muchas fotos más, pero me detuve en el papel que estaba pegado en una página, mi pecho se comprimió. Era el dibujo—no tan profesional— de una chica y un chico, sentados, ambos señalando hacia el cielo, en donde los dibujos de estrellas brillaban con brillantina, y al igual que el título del cuaderno, tenía encima escrito con la misma letra cursiva y legible «Si las constelaciones fueran suficientes». Contemplé el dibujo unos minutos más, para mí siempre sería la más hermosa obra de arte por su valor sentimental.

Me salte hacia la última página, fruncí el ceño al ver que había un sobre, era una carta, o eso me lo parecía...

—Cariño— unos toques en la puerta me sobresaltaron. Dirigí mi atención al hombre que yacía recostado en el marco de la puerta, mirándome en silencio.

—¿Sí?

Elevó la mano enseñándome las llaves del auto.

—Es hora de irnos— avisó.

Asentí despacio.

—Bajo en un minuto.

—Bien, no tardes— se marchó por el pasillo.

Volví mi atención al cuaderno, antes de cerrarlo y guardarlo en mi cartera, leí la última frase que estaba en la página, era la última frase que escribió:

«Decíamos que éramos almas gemelas destinadas a estar juntas por siempre, pero, el por siempre resultó ser el adiós definitivo»

Si las constelaciones fueran suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora