★14: Samuel y Greta★

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PASADO15 años
BILLY

Hoy volvería al instituto, las vacaciones de verano se habían acabado, pasaron volando. No hice nada de provecho, tan solo ver televisión, dormir, comer y salir los fines de semana con Diego y Greta, éstos últimos no se llevaban del todo bien, pero trataban de tolerarse entre sí por mí, y se los agradecía, eran mis mejores amigos.

A Diego lo conocía desde que tengo memoria, mamá era buena amiga de su madre cuando éramos niños, actualmente no tanto, se han distanciado un poco, por motivos que desconozco. Sin embargo, Diego y yo sí que seguimos siendo igual de inseparables desde que nos conocimos.

Con Greta tan sólo tenemos tres años de amistad, pero no por eso es menos especial. Al mes de conocernos ya éramos mejores amigas.

El sonido del claxon me avisa de la llegada de Diego. Me apresuro a tomar mi mochila y bajar las escaleras a toda prisa.

Cuando llego a la sala de estar veo a mamá y papá desayunando en la cocina.

—¡Papá me voy!—no espero respuesta y me dirijo a la salida.

—¡No te olvides de desayunar algo!—escucho el grito de papá antes de cerrar la puerta.

Me acerco al auto de la señora Macarena—la madre de Diego—con una sonrisa.

Subo en el asiento trasero.

—Buenos días, señora Macarena—la saludo.

—Buenos días para ti también, Billyleh—me sonríe, antes de recomponerse en el asiento de conductor y encender el motor.

—Ya sabes que no le gusta que la llamen por su nombre completo—le dijo Diego, luego se giró hacia mí desde el asiento de copiloto, me dió un golpecito en la frente, juguetón—. Hola, moco.

Hice un mohín.

—¿Moco?

—Sí, pareces un moco pegado a mí.

—¡Oye! Tú eres el moco, querrás decir.

—No lo creo, tú eres la que está sentada en el auto de mi madre—me saca la lengua—. Moco.

—¡Tú te has ofrecido a pasar por mí!

—Billyleh es un nombre precioso, y muy poco conocido—comenta la sra. Macarena, ajena a la conversación de su hijo y mía sobre moco—. Deberías sentirte especial, Billy.

—Sigo prefiriendo simplemente Billy, odio mi nombre completo.

Me mira desde el espejo retrovisor.

—Es una lástima.

Ella era todo lo contrario a Diego, y no solo hablo de su físico, que de por si, es totalmente diferente, mientras ella es rubia de ojos azules, Diego es pelirrojo. En la personalidad chocan completamente, ella es serena, tranquila y amable. Diego solo le heredó lo amable, porque él es necio, sarcástico y extremadamente ladilla. Lo digo con cariño.

Media hora después, llegamos al instituto. Mi mejor amigo fue el primero en bajarse, no sin antes darle un sonoro beso a su madre en la mejilla, a lo que ésta solo se rio con cariño.

—Hasta luego, señora Macarena—me despedí antes de bajar, ella me sonrió en respuesta.

Diego me pasó un brazo por encima del hombro, sonriente. Viendo como el auto de su madre se alejaba hasta perderse completamente de nuestra vista.

—¡Bi!—escuché la voz de Greta detrás de mí.

Me giré, con el mismo uniforme que traía yo, venía corriendo hacia mí, haciendo que su considerable pecho brincara en el trayecto, traía sus rizos negros sueltos cayendo en sus hombros, su tez blanca se veía mucho más blanquecina por la luz del sol, sus ojos, azules, desbordaban picardía y diversión. Greta era preciosa.

Si las constelaciones fueran suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora