★9: (Parte 2)

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9: SEGUNDA PARTE


—¿Te sientes bien?— Carla preguntó, preocupada.

Rodé los ojos.

Era la cuarta vez que me hacía la misma pregunta.

—Te he dicho que sí— me limité a seguir mirando por la ventanilla del auto.

Aunque me rehusaba al principio a tener que irme con Carla y afrontar la realidad, no tuve más opciones. Suficiente había molestado a los padres de Zec y a él mismo. Así que, pedirle a mi amigo que me dejará quedarme unos días más en su casa me avergonzaba. Y, sabía que tarde o temprano llegaría el momento de hablar con mi madre, de volver a casa, y claro, de ver a Marck. Entonces, tendría que hacerme a la idea de que pronto lo haría.

Pero ahora mismo, prefería resguardarme en mi burbuja de indiferencia.

Luego de mi respuesta, Carla siguió conduciendo en silencio.

Mi celular emitió un pitido, dando aviso a una notificación. Le eché una ojeada, era un mensaje de Zec.

Zec: Oye, me contarás la primicia, ¿verdad?

Fruncí el ceño, no tardé mucho en responder.

Igor: ¿Cuál primicia?

Zec: Sobre Billy.

Seguí sin entenderlo.

Igor: ¿Qué hay con ella?

Zec: Burro.
Zec: Tienes que contarme de que se conocen, ya sabes que no tuvimos tiempo de hablar de ello.

Y era cierto, sabía que Zec quería hacer miles de preguntas respecto a Billy cuando salimos del hospital, pero no pudimos hablar mucho sobre ello. Sus padres tenían apuro, al parecer su padre tendría una reunión de trabajo y su estadía en el hospital lo retrasaron, y bueno, Carla se limitó a decirme que hablaríamos en casa y que sin peros me iría con ella, aunque yo no estuviese muy contento con eso. Zec me ánimo, y me dijo que era lo mejor. Y en parte lo era.

Zec podía ser verdaderamente chismoso, pero también era algo sabio.

Igor: Solo si tú me cuentas sobre el tal Diego, y de dónde se conocen.

Bueno, cabe destacar que somos tal para cual. Chismosos.

Zec: Hecho:)
Zec: En la noche iré a visitarte, enfermito.

Tuve el impulso de rodar los ojos nuevamente al leer la palabra «enfermito», pero me contuve.

Igor: Ok.

La conversación murió y seguí mirando por la ventanilla.

Podía sentir la mirada de Carla de vez en cuando desde el espejo retrovisor, sabía que se estaba conteniendo de hablar ahí mismo.

La ignoré, al menos, hasta que llegáramos a casa.


Al entrar a nuestro departamento, lo primero que hice fue optar por la alternativa más fácil: huir.

Traté de entrar a toda prisa e irme a encerrar en mi habitación.

Incluso ignoré el hecho de que Marck estuviera en medio de la sala, y por su postura y reacción; nos estaba esperando.

—Igor...— empezó a hablar.

Sin embargo, seguí mi camino hacia el pasillo. Pasando de él.

—Igor.— mamá llamó a mis espaldas.

Si las constelaciones fueran suficienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora