Gema.
Una semana antes de partir a Londres, recibo una propuesta inesperada del ministro Morgan, quien quiere negociar sobre mis armas. Mi empresa jamás ha estado ligada a la milicia, y no es un terreno en el que me interese involucrarme. Si Morgan espera que acepte, tendrá que hacer una oferta que verdaderamente me atraiga.
Mientras medito en ello, mi amiga Emma me convence de ir a una fiesta de disfraces. Ella se encarga de absolutamente todo: vestuario, maquillaje y accesorios. No puedo evitar sentir cierta inquietud por el resultado de su elección.
Al llegar a mi departamento, encuentro una caja con una nota y sonrío. “Este es tu traje. Incluí una imagen del maquillaje que quiero que uses. Lo vamos a disfrutar.” Definitivamente, mi amiga está loca.
Emma lleva viviendo en el departamento contiguo casi un año y medio. Después de una intensa pelea con sus padres, quienes se rehusaban a apoyarla en su carrera de patinaje, decidió romper con ese ambiente opresivo y se mudó conmigo. Aunque al inicio compartíamos departamento, poco después alquiló el suyo. Claro, nunca entendí para qué lo hizo, si de todas maneras se la pasa en el mío.
Termino de arreglarme cuando la oigo entrar como si nada. Emma irrumpe en la habitación y sonríe a través del espejo.
—Nos vemos fabulosas —comenta.
—Vamos a arrasar con todo en la fiesta —le respondo, lanzando un beso al reflejo en el espejo.
—Una foto para el recuerdo —dice sacando su celular.
Posamos juntas, y después de un rato, tomo mi bolso y salimos.
La estamos pasando genial en la fiesta, con unos cuantos tragos encima. De repente, siento a Emma acercarse para susurrarme al oído.
—Hay un rubio en el área VIP que no deja de verte —dice riendo.
Me río también y, disimuladamente, volteo hacia donde indica. En efecto, un rubio muy atractivo me devora con la mirada. Y no lo culpo, me veo espectacular. Le sonrío y sigo bailando, esperando que entienda que quiero que baje a bailar conmigo.
Después de una canción, siento una voz junto a mi oído.
—Me gustan tus movimientos.
Sus manos se deslizan por mi cintura, y yo le respondo, provocativa.
—¿Cuánto te gustan?
La música cambia a un ritmo más sensual, y empiezo a mover las caderas con un balanceo tentador. Lo siento acercarse aún más, su erección presionando contra mi trasero. Sonrío.
—Siente cuánto me gustan —responde.
Bailamos esa canción, el ambiente volviéndose cada vez más cargado de tensión sexual. Los roces y toques no son nada inocentes; ambos sabemos lo que queremos. ¿Vamos a tener sexo? Claro. Duro y sin reservas.
—¿Qué te parece si vamos a un lugar más tranquilo? —dice con voz ronca.
Busco a Emma con la mirada y la veo haciéndome señas para que me vaya, asegurándome que estará bien. Incluso noto que también se va con alguien más. Ella sí que sabe divertirse, ¡un trío! Me siento orgullosa.
—Entonces, a un lugar más tranquilo —respondo.
Narrador omnisciente.
La habitación se enciende en un torbellino de pasión desde el momento en que ambos entran. Toques, gemidos, gruñidos y movimientos intensos se suceden sin pausa.
Esa noche, todo queda confinado a esa habitación; los únicos recuerdos que cada uno se lleva son un par de bragas, un reloj y dos fotos. Ni nombres ni historias, solo secretos que comparten dos desconocidos que buscaban desahogar sus deseos, sabiendo que probablemente nunca se verían de nuevo.
Qué engaño tan dulce: el rostro sonrojado y la expresión de absoluto placer de ella quedan grabados en su mente, mientras el deseo de volver a poseerla persiste.
El reloj con las iniciales de ese hombre en quien piensa constantemente se convierte en el único recuerdo tangible de la mejor noche de su vida. Él, sin embargo, no piensa dejarlo todo al destino. Contrata a un investigador, decidido a encontrarla, sin necesidad de alcohol ni drogas, solo una avidez de volver a experimentar ese placer. Aunque sabe que necesita cambiar antes de verla de nuevo, la pregunta es: ¿cuánto tardará en hallarla?
Ella, por su parte, guarda el reloj como un recuerdo especial, atesorando la noche inolvidable. A punto de abordar un vuelo de Nueva York a Londres, su destino parece incierto. ¿Cuánto tiempo tardará el destino en reunirlos de nuevo?
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HOLA !
Capítulo escrito por MariiMovilla
Espero que le guste.
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Renacida.
FanfictionSe me había dado una segunda oportunidad y no estoy dispuesta a desperdiciarla es por eso que me volveré indestructible