Capítulo: 12

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Rígida como una piedra, totalmente inmóvil, Selene se quedo de pie en el medio de la sala de baño, observando con la boca seca a Dimitri.

El lobo, con una sonrisa arrogante, se había desnudado por completo para ella, deslizándose dentro de la tina llena. Los ojos de la cazadora habían saboreado la hermosa belleza que se desplegaba ante sus ojos, pero se sintió incapaz de perderse debajo del rastro que marcaba el abdomen plano y la V de su cadera.

Selene no se sentía con la fuerza suficiente como para resistir aquella imagen.

Para fortuna suya, no debió resistir demasiado la tentación, puesto que rápidamente medio cuerpo del lobo fue engullido por el agua refleta de burbujas.

>>Benditas sean las burbujas<< pensó la cazadora, siendo dueña nuevamente de sus pensamientos.

Sin embargo, el lobo tenía otros planes.

—Te pusiste en peligro, me volviste loco... ahora debes pagar por eso, conejita—canturreo Dimitri, mientras arrojaba algo en su dirección.

Por acto reflejo, Selene lo atrapo en el aire, frunciendo ligeramente el ceño al ver el objeto. Una esponja.

—¿Qué se supone que debo hacer con esto?

—Puedes empezar por mi espalda... pero si prefieres iniciar de frente no me opondré.

El tono de voz de Dimitri era sensual, como hierro sobre terciopelo. Un sonido tan seductor.

Durante algunos segundos, Selene se perdió en aquel sonido, viajando a otra realidad, un mundo totalmente diferente. Durante algunos instantes, la cazadora se imagino como seria escuchar al lobo gimiendo en su oído en medio de la noche, suplicando como una plegaria divina su nombre, una y otra vez.

El agua chocando contra su rostro, la saco de aquella fantasía perversa de medianoche. Haciendo que la cazadora parpadeara reiteradas veces para salir del estupor.

—¡¿Cuál es tu problema, idiota?!—gruñó la cazadora con los dientes apretados en dirección al lobo.

—Me estas devorando con la mirada, conejita, me estas haciendo sentir un poco incomodo—dijo Dimitri con tono dramático, mientras se llevaba una mano al pecho—. Quizás, comenzar por el frente sea demasiado para ti.

—No pienso bañarte, Dimitri—escupió en tono seco Selene, arrojando la esponja contra el rostro del lobo—. Piensa en otro castigo.

Dimitri chasqueo la lengua contra su paladar varias veces, mientras sopesaba las posibilidades. Su mirada clavada en el rostro de la cazadora, como si pudiera leer más de lo esperado allí.

—Si no me bañas a mí, puedes hacerlo con la legión entera de mis hombres... pero no prometo que ellos sean unos caballeros—canturreo Dimitri con una sonrisa burlona surcando sus labios.

Selene trago duro, refugiándose en su orgullo y terquedad.

—Me parece un plan perfecto—respondió ella con desdén, antes de aproximarse a Dimitri para tomar la esponja—. Sera mejor que me apresure a comenzar para terminar antes del amaneces...

Dimitri se levanto de manera abrupta y veloz, tomando por sorpresa a Selene. Su movimiento fue suave pero contundente y certero, mientras la tomaba de la cintura para deslizarla dentro de la tina junto a él.

Selene ahogo un grito de sorpresa, cuando sintió el cálido cuerpo del lobo junto al suyo, apretándose más y más, al punto de volverse casi una segunda piel.

—Ni por un segundo pienses, Selene, que permitiré que toques a otro hombre—las palabras de Dimitri retumbaron contra ella, a través de su cuerpo, mientras el lobo acercaba su rostro al de ella, lo suficientemente cerca como para besarla si así lo deseaba—. Eres mía... y yo soy tuyo.

Esclava del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora