Castiel se encontraba en la enorme sala vacía, con las piernas recostadas sobre una mesa baja, mientras observaba a través de una ventana del castillo. Dimitri lo encontró demasiado relajado bebiendo vino, algo que le molesto mas de lo que debía.
—¿No es suficiente que te tomes atribuciones con mi invitada, también piensas hacerlo con mis bodegas? —dijo en tono áspero el rey, mientras ingresaba dando largas zancadas, solo para dejarse caer en el sillón frente a su hermano.
Castiel alzo la mirada en su dirección. Un color de ojos gemelo al suyo, idénticos... pero con una leve diferencia.
Dicen que los ojos son las ventanas del alma, entonces allí se podía notar la diferencia de ambos. Uno vivía preso del dolor, uno que ocultaba perfectamente detrás de sonrisas, mientras que el otro era esclavo de la desconfianza y paranoia, lo que lo llevaba a odiar a diestra y siniestra, sucumbiendo a sus propios instintos.
Ambas almas coincidían en una misma cosa, un mismo sentido... estaban demasiado lastimadas.
—¿Comparas a Selene, tu compañera, con el vino? —canturreo Castiel arrastrando las palabras.
Dimitri se puso rígido al oír aquellas palabras. "Compañera".
Eso era peligroso, en extremo peligroso... una información demasiado delicada y sensible como para ser tomada a la ligera, o siquiera escuchada por Castiel.
—No es asunto tuyo.
—¿No es asunto mío que Selene sea tu compañera o que la compares con el vino barato que tienes en este castillo? —se burló el hibrido, mientras bebía un poco de su copa—. Me preocupas hermano... no tienes tacto con las mujeres, y menos aún sentido de seducción, de ese modo cualquier hombre serio capaz de robarte a tu compañera...
Los dientes de Castiel brillaron en una sonrisa arrogante mientras agregaba con total descaro: —Incluso un idiota bastardo cruel como yo.
Dimitri hizo girar el vino entre sus dedos, mientras se concentraba en el líquido oscuro allí contenido, imaginándose que era la sangre de su hermano.
Él sabía perfectamente que aquello era un juego, un maldito juego, como todo lo que Castiel hacía. Para su hermano, Selene no era más que un juguete con el cual podía lastimar y manipular a Dimitri.
—Debe ser duro perder a tu compañera—hablo Dimitri, con lengua afilada—. Dicen que es el dolor mas desesperante que se puede llegar a experimentar. Escuche rumores sobre esa sensación... hablan de que es semejante a ser atravesado por un puñal llameante en el medio del pecho, mientras se es arrojado al fondo del océano, sin la facultad de respirar.
Castiel estaba duro en su lugar, petrificado, su rostro pálido y lúgubre mientras escuchaba con atención las palabras de su hermano. Dimitri siguió hablando con total calma y tranquilidad, siento completamente consciente de sus palabras y el impacto que las mismas tenían.
>—El único deseo que se tiene es el de morir, pero no puedes hacerlo. Debes vivir y sentir como ese dolor va calando mas y mas en tu corazón, hasta que llega un día en el que se apagan tus emociones y pierdes esa parte humana que aun conservamos.
Dimitri se inclino hacia adelante, estudiando el rostro de su hermano con detenimiento durante algunos segundos. Castiel no emitió sonido alguno, simplemente le devolvió la mirada con firmeza.
>—Veo tus ojos, hermanos, y noto la mortalidad en ellos, lo cual significa que sigues siendo humano... aun eliges sufrir... la pregunta es ¿Por qué?
Los labios de Castiel se elevaron en una sonrisa arrogante, mientras se reclinaba hacia atrás en el sillón, adoptando nuevamente aquel aire de desdén hacia el mundo entero.
Había estado tan jodidamente cerca de derribar las murallas que lo protegían, pero nuevamente, Castiel alzo nuevos muros y se refugio en su interior. Una fortaleza impenetrable e indescifrable, eso era.
—Puras habladurías, hermano, cuando Katy murió yo sentí paz... al menos esa fue mi experiencia—hablo el hibrido con palabras lentas—. Ya veremos cual es tu propia experiencia cuando pierdas a tu compañera.
La boca de Dimitri se secó, mientras sentía como la rabia brotaba de su interior ante tal amenaza. El mero instinto de proteger a Selene lo había sacado de sus casillas.
—No te atrevas a tocar uno solo de sus cabellos, Castiel, o te prometo que el infierno entero suplicara perdón por ti—rugió Dimitri con un frio mortal y letal.
—Es mortal, Dimitri... la muerte esta en su futuro, lo quieras o no—respondió con calma el hermano—. De igual modo, me sorprende el impacto que tiene en ti siendo que aún no la tomaste.
Dimitri se sintió incomodo, no por lo que acababa de decir su hermano, sino por el pensamiento que acarreaba aquello. Y Castiel lo noto en su mirada.
Ojo por ojo, así seria aquello.
>—La restricción dicen que es una tortura que parece no tener fin... tener a tu compañera cerca, sin reclamarla aun, rodeado de otros machos que no dejan de mirar en su dirección—la sonrisa de Castiel era cruel—. Debes estar al borde de la locura, hermano.
—En contra de los rumores, no soy un animal... no cedo a mis instintos sin pensar, en especial cuando se trata de Selene...—comenzó a decir Dimitri sintiéndose ofendido en el alma por aquella insinuación.
Hasta que sus palabras se detuvieron en seco, mientras observaba como Castiel sacudía un trozo de tela en su mano.
Dimitri vio lo que su hermano tenia y no dio fe de lo que sus ojos observaban. Aquello era un pequeño trozo de tela que Selene utilizaba para atarse el cabello en un moño, el mismo que se había colocado para realizar los recados que se le encomendaron aquel día.
La fragancia fantasmal de su cabello aun habitaba ese trozo de tela. Algo que puso duro a Dimitri casi al instante.
—Si así de bien huele su cabello, imagina lo bien que debe oler su...—Castiel no logro concluir la oración, antes de que Dimitri estampara su puño cerrado contra la mandíbula de su hermano.
Sin pensarlo dos veces, él arranco el trozo de tela de los dedos de su hermano y salió de la sala con pasos furiosos y veloces.
Lentamente, Castiel se incorporo de su lugar, con una sonrisa lasciva en su boca. Orgulloso de su intelecto y el magnífico plan que había orquestado.
Porque ahora, Dimitri se dirigía al cuarto donde Selene dormía plácidamente, ciego de pasión y deseo.
Nada podría llegar a salir bien de ese encuentro. Tal y como Castiel lo deseaba.
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Esclava del Alfa
Manusia SerigalaDimitri es el Alfa mas poderoso de todos. Rodeado de enemigos, desea con desesperación encontrar a su compañera ya que solo estará dispuesto a confiar en ella. Selene es la mejor cazadora y asesina de todos los tiempos, ella fue enviada a cobrarse l...