Selene abrió los ojos, la oscuridad tenue de la habitación era sofocada por los débiles destellos de luz que desprendían las velas depuestas en diferentes puntos del cuarto. Lentamente ella se incorporó, apoderándose de los recuerdos de lo ocurrido mientras intentaba comprender en donde estaba.
El cuarto era extremadamente lujoso, por lo que solo había dos posibilidades. Era la habitación de Dimitri o Castiel.
>>Mierda<< pensó ella, mientras salía de la cama, buscando con la mirada cualquier objeto que le permitiera defenderse, porque sin lugar a dudas lo mas probable era que aquella fuera la habitación del rey, quien a esas alturas estaría furioso por lo ocurrido.
Necesitaba algo para defenderse, cualquier objeto.
Sobre el escritorio, mas apartado de ella, encontró un pequeño abre cartas. Sin pensarlo dos veces, Selene lo tomo con fuerza entre sus manos, segundos antes de que la puerta principal se abriera.
Dimitri ingreso a la habitación con la misma fuerza que una tormenta arrasa una ciudad. El dio un portazo a sus espaldas mientras se desabrochaba los primeros botones de su camisa. Como si un pensamiento se irrumpiera en su mente, el lobo se detuvo, volviendo su mirada azul hacia la cama vacía.
Un veloz escrutiño al cuarto revelo que Selene estaba de pie, cerca de la cama, pero no dentro de ella, con una postura defensiva, ocultando el abre cartas.
—Selene, lo lamento, mi intención no era asustarte... olvide por completo que estabas aquí—dijo el con palabras lentas, mientras pasaba una mano por su cabello oscuro rizado.
Cuando sus miradas volvieron a encontrarse, Selene noto que había un filo en ellos, un borde. Lentamente los ojos de Dimitri comenzaron a deslizarse por el cuerpo de la cazadora, hacia abajo.
>—De tras de ti esta mi bata... haz el favor de ponértela, Selene—las palabras de Dimitri sonaron ahogadas, mientras su mandíbula tenaz y mirada oscurecida revelaba más de lo esperado.
Selene estaba con un pequeño salto de cama de seda. Era sensual de un modo poco revelador.
—Me viste con menos ropa, Dimitri, supéralo—escupió ella mientras rodaba los ojos, sintiendo el poder del control que tenia en aquel preciso momento, con la atención depredadora del lobo puesta totalmente sobre ella—. Dime ¿Qué hago aquí?
El lobo mordió su labio interior, su cuerpo totalmente tenso, mientras luchaba por no respirar el mismo aire que ella.
Al cabo de algunos segundos, el comenzó a moverse por la habitación, evitando mirar en su dirección, como si así fuera capaz de ignorar su presencia.
—A partir de este momento, tu te alojaras en esta habitación conmigo.
—¿Qué tenia de malo mi antigua habitación? —pregunto Selene, evitando demostrar el alivio de no tener que pasar una noche más allí.
—Estaba muy lejos de mi—respondió Dimitri con calma, mientras tomaba una toalla enorme y salía de ese cuarto, a través de una arcada.
Selene correteo detrás de él, incapaz de dejar de lado aquel asunto.
—¿Cuál es la necesidad de tenerme más cerca...? —comenzó a preguntar la cazadora, pero sus pensamientos y palabras se esfumaron al instante.
El cuarto al que acababan de entrar era una especie de tina enorme. Dimitri estaba desnudo de cintura para arriba, esperándola de frente, con las manos en los pantaloncillos, esperando para quitárselos.
Dimitri era atractivo por naturaleza, pero mientras Selene más lo contemplaba, sus rasgos parecían volverlo aún más hermoso.
>>Es tu enemigo<< se dijo a si misma varias veces, luchando con todas sus fuerzas para poder apartar la vista de él.
—Es de mala educación seguir a alguien al baño, Selene—gruño el, pero su tono no era precisamente de reproche.
Había un deseo prohibido y profano danzando en su mirada, en aquellos ojos que lentamente comenzaban a oscurecerse más y más.
—Lo lamento, Dimitri, no era mi intención... lo lamento—tartamudeo ella, mientras se daba la vuelta, intentando alejarse.
Pero el lobo tenia otros planes para ella.
—¿A dónde crees que vas? —canturreo Dimitri con una sonrisa cruel danzando en su voz—. Me desobedeciste, Selene, ahora deveras recibir un castigo.
Selene se volvió hacia él, con los ojos bien abiertos.
—Intentaba ayudar en mis labores, como tu pediste...
—Las labores que te encomendé no te ponían en riesgo, tu sola te pusiste en peligro por tu propia voluntad—gruño el, acercándose a ella, mientras tomaba un lado de su rostro con su mano—¿Sabes el miedo que sentí cuando te escuché gritar?
La cazadora trago duro, mientras cerraba los ojos, acercándose a sus labios, entregándose ciegamente a ese fuego interior que la empujaba a sus brazos. Ella lo deseaba, deseaba a Dimitri.
Selene deseaba a su enemigo.
>—Me volví loco... podría haber hecho arder el mundo entero, y lo desee—Dimitri paso un dedo sobre los labios de Selene, de forma suave, deseando ciegamente ser capaz de reemplazarlo por sus labios.
—Lo lamento, Dimitri, Castiel me dijo...—comenzó a decir ella.
Y ante la mención de su hermano, el embrujo que ataba a ambos se esfumo. Bien podría haber arrojado un cubo de agua fría sobre ambos.
Dimitri aparto la mano de su rostro, dejándola caer a un lado con desdén.
—Y tu no solo lo escuchaste, sino que lo seguiste en sus estupideces—respondió con tono seco el lobo—. Por eso, recibirás un castigo.
—Por favor, Dimitri, castígame del modo que desees, pero no me envíes nuevamente a la cocina... no creo ser capaz de tolerar eso—suplico Selene, con la mirada refulgente de esperanzas.
Dimitri sonrió ligeramente, mientras deslizaba su mirada por el cuerpo de Selene de manera depredadora, aquellos ojos nuevamente se volvían a oscurecer ante el deseo.
—No tenía pensado eso, conejita.
Selene trago duro, sintiendo como su cuerpo se ponía en tensión.
—Prometiste que no ibas a tomarme...
—Y pienso mantener mi promesa—gruño Dimitri, mientras levantaba su mano hacia el cuello de ella, apretándolo con delicadeza—. Pero no dije nada sobre no tocarte.
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Esclava del Alfa
WerewolfDimitri es el Alfa mas poderoso de todos. Rodeado de enemigos, desea con desesperación encontrar a su compañera ya que solo estará dispuesto a confiar en ella. Selene es la mejor cazadora y asesina de todos los tiempos, ella fue enviada a cobrarse l...