Capítulo: 20

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Aquella no era la primera vez que Dimitri la mordía. No, el lobo lo había hecho en una ocasión para desmayarla y poder llevarla así hasta el castillo.

Sin embargo, esta vez era diferente. El dolor era punzante, si, pero Selene no se sentía débil o intoxicada, sino que el efecto era totalmente opuesto. La sensación de los labios de Dimitri sobre su piel mientras aquel cálido aliento la besaba con suavidad, genero un efecto de fervor.

La cazadora se dejo embriagar por la sensación tan agradable, mientras el calor comenzaba a apoderarse de su cuerpo. Ella cerro los ojos, perdida en el mar de sensaciones... hasta que un gruñido estallo en el lugar.

Un instante, Selene era sostenida entre los brazos de Dimitri, y al siguiente, ella era apartada de el con gran brusquedad, por unos brazos tan fuertes como los del Alfa.

—¡Aléjate de ella, Dimitri! —gruñó Castiel, con los dientes expuestos hacia ella.

La mente de la cazadora daba vueltas, totalmente nublada, mientras intentaba comprender que estaba ocurriendo. La abrupta ausencia del cuerpo de Dimitri junto al suyo le generaba una sensación de vacío y desolación jamás experimentada, al mismo tiempo que comenzaba a sentir el control de su cuerpo.

Algo cálido se deslizo por el cuello de Selene, y al comprobar que era descubrió que se trataba de un hilo de sangre roja brillante.

—¡Soy el rey, puedo hacer lo que me venga en gana! —rugió Dimitri, avanzando un paso hacia Castiel. Todos en la corte estaban enmudecidos y temerosos, ante la brutal pelea que podría desarrollarse en ese instante.

—Que seas el rey no te da derecho a trasgredir sus límites, Dimitri—siseo el hibrido.

—Ella es mía, me pertenece... es mía, Castiel, no tuya—grazno el Alfa—. Tu ya perdiste tu oportunidad, esta es mía.

Castiel parpadeo, sintiendo el golpe de aquellas palabras mientras retrocedía un paso.

—Tú también perdiste esa oportunidad... hace varias lunas, Dimitri—respondió lentamente Castiel—. ¿Piensas hacer algo? Tu compañera se desangra a tus pies.

Un murmullo ensordecedor se instauro en todo el lugar, mientras algunos gruñían enfadados ante la posibilidad de que Selene fuera la compañera de Dimitri. Aquello terminaría mal, noticias como esa eran las precursoras de una catástrofe en reinos enteros.

El Alfa lanzo una mirada a su alrededor, temeroso mientras tragaba duro, sintiendo el pánico agitar su corazón. Tenía que actuar rápido o tendría una revuelta entre manos.

Porque sin lugar a dudas, nadie aceptaría que aquella mujer tan débil fuera la compañera del alfa mas poderoso de todos los tiempos.

—Ella no es mi compañera, Castiel—respondió Dimitri, negando el vínculo.

Sin comprender el motivo, algo dentro de la cazadora se rompió. Una pequeña luz se apagó, sofocada por las sombras, mientras sentía como su mirada se clavaba en Dimitri, colmada de tristeza y reproche, incapaz de comprender el motivo de esto.

Castiel abrió la boca, incrédulo, impactado por la respuesta de su hermano.

—En ese caso... ¿no te importara que la lleve a mi cuarto a modo de castigo por su desobediencia? A fin de cuentas, todos saben que ella me odia mas que a nadie en el mundo—las palabras de Castiel fueron meticulosas y completamente medidas, mientras observaba a su hermano.

La corte entera hablaba del asunto, la respuesta de Dimitri seria decisiva para matar o dar nacimiento a un nuevo rumor, "El Alfa mas poderoso de todos los tiempos no era mas que un cachorro, cuyo igual era una humana".

—Llévala y haz con ella lo que desees—fue la respuesta de Dimitri, antes de dar vuelta sobre si mismo y marcharse del lugar a gran velocidad, sin mirar una sola vez en dirección a Selene.

Todos los miembros de la corte que estaban murmurando a su alrededor, rápidamente perdieron el interés en el asunto, buscando otros temas mas interesantes en los cual enfocarse en lugar de una tonta cazadora humana.

Pero Selene permaneció allí, en el suelo, con la mirada fija en el punto donde Dimitri se había esfumado.

—Ven, Selene, te llevare a otro lugar... necesitas sanar la herida y descansar—susurro Castiel, acercándose a ella mientras la levantaba en brazos.

—Puedo... caminar—logro articular ella con debilidad, debido a la gran pérdida de sangre y su mente nebulosa.

Castiel negó con la cabeza, mientras acercaba el cuerpo de Selene a su pecho, para darle calor y así subir su temperatura corporal.

—Cierra los ojos, Selene y recuéstate sobre mi hombro—susurro Castiel contra su oído—. Yo te cuidare esta vez... igual que lo hice en aquella ocasión, antes de llegar al castillo.

o o o o

Dimitri:

El Alfa mantuvo su mascara de indiferencia y frialdad mientras caminaba por el castillo, todos susurraban a su alrededor, mientras lo miraban con asombro y admiración. Dimitri sabia que, ante los ojos de su corte, el seguía siendo el Alfa más poderoso que jamás hubiera existido.

Poder. El siempre había hecho todo por poder, y en esta ocasión no había tomado otra decisión sino esa, mantener el poder.

Sin embargo, conforme mas se alejaba de la cazadora, su mente estaba mas convencida de que había tomado la decisión equivocada. Pero no había vuelta atrás.

Cuando finalmente, Dimitri llego a la soledad de su cuarto de trabajo, se permitió derrumbarse.

Su boca se abrió, preparándose para expulsar un grito desgarrador, el sonido de su corazón haciéndose pedazos, pero no salió en más mínimo gemido. Solo las lagrimas vinieron en su compañía.

Ellas y el dolor punzante clavándose en el centro de su pecho, justo en su corazón.

Se estaba destrozando, se le estaba rompiendo el corazón y era el único culpable.

Dimitri acababa de rechazar a su compañera frente a todos en la corte solo por poder.

Y no conforme con eso, la había arrojado a los brazos de su mayor enemigo y rival.

Pero no había vuelta atrás. La decisión había sido tomada y las cartas estaban sobre la mesa.

Lo que el Alfa desconocía por completo, era que acababa de encender la mecha de una bomba que lo destruiría más allá de lo imaginable. Una bomba llamada Selene.

Esclava del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora