X ★ La prima nefasta de Jaede

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Tan pronto Jesús la vio, se prendió de Nereida, porque era atractiva y bella para su gusto. Y para sorpresa suya -aunque ya no tanto-, la bruja tenía un ligero parecido con la seiyū y cantante japonesa Risa Taneda.


-Nereida -masculló Jaede, entre sorprendida y jubilosa, casi llorando.


Nereida ignoró la presencia del nahderilnizö, sólo le prestó atención a la otra Winyï. Hubo silencio, un silencio sepulcral en el que Nereida Gaderiln se la pasó viendo a la llorona de su prima. Por la mente le pasaron cosas desagradables (para ella), como que Jaede la abrazaba o le llenaba de saliva las mejillas con besos, sería capaz de hacerlo, y, en cuanto lo hiciera, la golpearía.


-He estado buscándote -manifestó Jaede.


-Lo sé -dijo Nereida-, y siempre estuviste tan cerca de mí. ¿Tu padre era idiota o por qué nunca te percataste? Además, yo no te pedí que vinieras... ¿o sí?


-No, ¡no lo hiciste! -Jaede se apresuró a decir-. Es sólo que... no comprendo cómo no podemos estar juntas si yo soy lo único que tienes y tú eres lo único que tengo. Por favor, Nereida.


-Me tengo a mí misma y eso es lo que importa -expresó Nereida con un tono altanero.


-A mí me importas, ¡me importa lo que hagas y lo que te pase! -lloriqueó Jaede.


Jesús se percató de algo que no era fácil de ignorar: Nereida distaba mucho de ser como Jaede; sinceramente, pensó que ambas primas no se parecían en nada, salvo en ser bellísimas. Al cabo también pensó:


«¿Yo qué chingados hago aquí de metiche? ¿Y si mejor me voy?»


Pero no se atrevía a dejar sola a Jaede con una prima que la trataba mal e incluso le pegaba, sentía el impulso de protegerla.


-¡De verdad me importas, no me voy a cansar de decírtelo, Nery!


A Nereida le dio un vuelco al corazón, supo muy bien lo que sintió por Jaede: cariño. Despreció el sentimiento, aunque era verdad que le nació de manera espontánea.


-¿Quién es él? ¿Tu novio? -dijo con mucha sorna.


Jesús sintió pena, algo leve, pero en el fondo se sentía orgulloso de que Nereida pensara eso. Por otro lado, Jaede se ruborizó de sobremanera, casi humeando.


-N-n-noooo..., ¡sólo somos amigos!


-Sí, nada más somos amigos -corroboró Jesús; lamentándose por dentro.


-Te lo presento, es mi amigo Jesús, vive en esta ciudad y es natural de este planeta.


-Pero si tú no sabes hacer amigos y nadie había querido amistar contigo -se mofó Nereida.


Jesús se molestó un poco por eso, sin embargo, Jaede no captó la burla, lo tomó más como palabras ciertas.


-Un... nahderilnizö -dijo Nereida, atisbando al amigo de su prima. Portaba ropas un poco extrañas, sin duda no era un mago ni mucho menos, eso pensaba ella.


-No -atajó Jaede-, bueno, sí es un nahderilnizö, pero no del todo. ¿Verdad, Jesús?


El muchacho hizo un gesto de asentimiento.


-Sí tengo magia -dijo-, soy un usuario de magia, no sólo uso la magia de ficción.


-Resulta que Jesús tiene magia rezagada en su alma, porque no es hereditaria.


-Jamás había visto a alguien así -declaró la bruja Nereida-, pensé que no existían.


-¡Ahora podemos ser buenos amigos los tres! -exclamó Jaede, retozando de contenta.

Gaderiln -Taflau- I. Jaede y la Flauta MágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora